Seguir a Hugo Páez

lunes, 11 de junio de 2018

    
Pragmatismo, la traición de principios de López Obrador
    
Hugo Páez
 
Todo empezó con la oferta de revancha social.
Andrés Manuel López Obrador elevó la indignación antisistema y la desechó en la etapa final del proyecto electoral, para sustituirla con el pragmatismo que le garantiza el triunfo, sin importar la traición de principios.
En teoría filosófica, el Pragmatismo es la doctrina que juzga y utiliza la verdad moral, social, religiosa o científica, exclusivamente considerando sus efectos prácticos.
Eso efectos prácticos, en Andrés Manuel se han concretado a garantizar la toma de Palacio Nacional, pactando con la única fuerza estructural capaz de frustrar su proyecto, utilizando todo tipo de medios, inclusive facciosos, como lo vive en carne propia Ricardo Anaya Cortés.
El candidato de Morena ha cuidado en marcar la diferencia entre el maquiavelismo de “El fin que justifica los medios”, y el Pragmatismo de la escuela filosófica de EUA a finales del siglo XIX de Charles Sander, John Dewey, que postula: “Sólo es verdadero aquello que funciona”, enfocándose así en el mundo real objetivo.
Por supuesto que la diferencia marcada por López Obrador es puramente instintiva, NO es un esquema teórico plasmado en el pizarrón de su cuarto de guerra de Morena, más bien se trata de un afinado olfato político que le permite estirar los principios originales de su movimiento, al grado de ubicarlos en el extremo opuesto, como el perdón a los corruptos, la tolerancia a los funcionarios y empresarios rapaces, la amnistía a delincuentes, sin que su feligresía reclame o se levante en contra.
Es evidente su pericia en el puntual juego político -la prueba está plasmada en las encuestas- para reclutar en sus filas a figuras impresentables como Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado, Manuel Bartlett, y muchos más, y a la vez otorgar el perdón a lo que califica como Mafia del Poder, y pedir a sus seguidores compresión, indulto y benevolencia para los que odian, para los que provocaron esa acumulación de indignación y encabronamiento que lo llevó a una ventaja de 17 puntos sobre su inmediato inferior, según la medición publicada el domingo por Mitofsky de Roy Campos.
Para el Pragmatismo las ideas son provisionales y están sujetas al cambio, además de valorar la insistencia de las consecuencias. Esa valoración indicó a López Obrador en qué momento girar 180 grados los principios, sin que lo dañe considerablemente.
A diferencia de las campañas presidenciales del 2006 y el 2012, el candidato de Morena pudo dar el volantazo pragmático, gracias al lejano tercer lugar del candidato oficial José Meade Kuribreña, y la amenaza que representa Ricardo Anaya para el presidente Enrique Peña Nieto, y los más cuestionados de su gabinete.
En el fondo, la élite de su feligresía ingenuamente confía en que Andrés Manuel consuma la revancha social, que lleve a los corruptos frente a la justicia, y que las promesas de campaña sean sólo eso, promesas, sin embargo, la otra parte del acuerdo, NO peca de ingenua, tiene una estructura de información que le da para mantener en la congeladora información comprometedora, que le pueda garantizar el cumplimiento de acuerdos.
¿La banda presidencial vale traicionar los principios y servirse del pragmatismo..?
Reviso texto y videos de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador el 20 de noviembre del 2006 en el Zócalo capitalino abarrotado, rodeado de una corte con rostros que se repiten en este 2018, y pienso que para él no sólo vale la pena, representa la redención.
 
SUSCRIPCIÓN A CORREO: http://ow.ly/S7Ho30igRJ7

No hay comentarios:

Publicar un comentario