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lunes, 2 de abril de 2018

    
¿Bandera anticorrupción?... Meade y Robles impusieron auditores amigos en sus secretarías
    
Hugo Páez
 
No hay nada excepcional en la nota de Reforma titulada “Archiva Sedesol desvíos”, relacionadas con 69 quejas de la Auditoría Superior de la Federación, a las cuales dio carpetazo el Órgano Interno de Control (OIC) de la Secretaría.
En el 2013 y 2015 señalé en este espacio la imposición de José Meade Kuribreña y Rosario Robles Berlanga de sus propios auditores (OIC) a modo, en la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Sedesol, con la complacencia del encargado de despacho de la Secretaría de la Función Pública, Julián Olivas Ugalde, en una atmósfera extraña donde la dependencia encargada de vigilar las manos a Secretarios y directores NO tenía titular, hasta el 2015: Virgilio Andrade. Olivas fue premiado con una magistratura del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Así que, concretar la estafa en Sedesol era cuestión de tiempo.
Los desvíos por más de 2 mil millones de pesos, denunciados en el caso llamado La Estafa Maestra, por la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, de Claudio X. González y María Amparo Casar, es la punta del iceberg en el evidente contubernio de la SFP y los titulares del Gabinete.
Julián Olivas operó en contubernio con Secretarios y directores generales de las dependencias federales. Ubicó a los amigos de los auditados, sobre pedido, oficialmente nombrados como titulares del Órgano Interno de Control.
El 5 noviembre del 2013 y el 5 febrero del 2105 señalé en este espacio en dos columnas (http://goo.gl/4wM13q y http://ow.ly/wbOi30jgNXL) que Rosario Robles como titular de Sedesol trajo del Estado de México a Eugenio Aurelio Alvírez Orozco, donde colaboró con ella como funcionario del CONALEP.
El entonces Secretario de Relaciones Exteriores, Meade Kuribreña, nombró a Paulo Arturo Tellez Yurén como cabeza del OIC, viejo conocido de la Secretaría de Hacienda en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, ahí fungió como Administrador Central de Coordinación Estratégica del SAT.
Y así la norma fue que ellos mismos se revisaban, respondían a las anomalías encontradas por la Auditoría Superior de la Federación y solicitudes de transparencia. El perfecto mundo del carpetazo que vino a perfeccionar Virgilio Andrade, ahora en manos de Arely Gómez González.
En el primer trienio del sexenio, en ningún momento la ‘ética’ de Ernesto Cordero Arroyo lo movió a señalar esta aberración, su amigo Pepe Meade era auditado por otro amigo mutuo, un verdadero contrasentido en la lucha contra la corrupción que ahora dice enarbolar el candidato de la alianza PRI-PVEM-Panal, con un historial de tolerancia infame sobre el uso discrecional de recursos públicos.
Esa es la mecánica en todo el sexenio.
Ese desfalco a la vista, denunciado también a la entrada de Andrade Martínez en la SFP, impera hasta el momento, al dejar el cargo, también fue premiado con la dirección general de Bansefi. Los titulares de los OIC mutaron en una especie de ‘lavadores’ en la estructura que permite el saqueo de las arcas públicas. Con este pequeño muestreo, la denuncia contra Sedesol debe extenderse a todo el gobierno federal.
Hay mucho más ejemplos, por cuestión de espacio señalaré dos.
En Conagua, David Korenfeld puso como titular del OIC a José Ángel Guillén Jardines, ex director de administración de la Comisión del Agua del Estado de México, dependencia que estuvo a su cargo. En esa atmósfera de impunidad, a Korenfeld se le hizo fácil utilizar una vez más un helicóptero de la dependencia para propósitos vacacionales, pero fue filmado y escandalizado en redes sociales hasta ser despedido.
Otro ‘auditor amigo’ fue Pedro Enrique Velasco Albín, titular del OIC de la SEP de Emilio Chuayffet Chemor, anteriormente fue su Coordinador de Asesores de en el IFE, y director de área en Gobernación durante su estadía.
Escribí en la columna de noviembre del 2013: “La lista es enorme, los Secretarios pusieron a su “vigilantes” a modo. La diferencia en números son una radiografía, de pronto pareciera que se acabó la corrupción, los resultados de fincamientos se redujeron en un 90%. Anteriormente se expedían un promedio entre 20 y 40 casos mensuales de presunta corrupción, por dependencia, el nombre técnico es Fincamientos de Responsabilidades a Servidores Públicos. En la actualidad algunas secretarías no llegan al 10%, en lo que va del sexenio.
     Los Secretarios encontraron un limbo perfecto, el olvido es evidente mientras las bancadas del PAN y el PRD en el Congreso se preocupan más por disputas internas en sus partidos.
     Expertos en auditoría gubernamental me comentan que al parecer no hay prisas por arrancar la Comisión Nacional Anticorrupción, y así podría alargarse buena parte del sexenio, peor aún, al debilitar la estructura de la Secretaría de la Función Pública se relaja totalmente el propósito de la auditoría central, solo queda la Auditoría Superior de la Federación, dependiente del Poder Legislativo, pero en realidad inspira temores momentáneos, su falibilidad es mucho mayor que la ex Función Pública al carecer de una estructura sólida y bien ramificada”.
Lo dicho, nada extraordinario, era cuestión de tiempo en un terreno abonado para tales propósitos. Y todavía se preguntan ¿porqué la gente está tan encabronada..?
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