Están soltando a todos, la impunidad en la transición pactada
Hugo Páez
“Alejandro Gutiérrez está contento en su casa dice su abogado Javier López del ex Secretario General adjunto del PRI, acusado de desviar más de 250 millones de pesos de Chihuahua a campañas, mientras el gobernador Javier Corral Jurado, en un arranque de frustración por la impunidad descarada en la etapa de transición, amenaza a Enrique Peña Nieto con meterlo a la cárcel, vía procuración de justicia estatal.
Corral sabe que la tolerancia de Andrés Manuel López Obrador es pactada, que solamente algunas palabras forzadas como: “la investigación la hicieron para soltarlo” tratan de bajar la sospecha, pero la interpretación real es que a partir del 1 de diciembre no cambiará la aplicación de la justicia, como prometió el presidente electo en campaña.
El tiro de muerte a las promesas de cambio percutió al dejar la prisión la prisión domiciliaria de su departamento en Polanco, Elba Esther Gordillo, el mismo día de entrega de la constancia de mayoría a López Obrador en el INE.
El remate llegó con la reclasificación del delito de ‘delincuencia organizada’ por el de ‘asociación delictuosa’, al ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, acusado de desviar y lavar más de 60 mil millones de pesos de las arcas del estado. Todo indica que quedará en libertad bajo caución antes del electoral 2021.
Y el tiro de gracia a la esperanza de cambio se dio con el perdón de López Obrador a Rosario Robles Berlanga. A su paso por Sedesol y Sedatu encabezó la lista de antihéroes de los fieles ‘amlovers’, y de los 30 millones que votaron por la alianza Juntos Haremos Historia.
La evidencias de corrupción de Robles es escandalosa, rebasa los tres mil millones de pesos, pero el acuerdo de complicidades es tan importante en estos momentos que al presidente electo no le importó someter y humillar a los coordinadores parlamentarios de Morena, Ricardo Monreal Ávila y Mario Delgado Carrillo, para obligarlos a dar marcha atrás en el correr de caballos y reparar de burros, en la presunta investigación a Rosario.
La burla llegó al clímax el viernes en Chihuahua, con el brazalete a Gutiérrez Gutiérrez, el segundo de Manlio Fabio Beltrones en la presidencia del PRI.
Fueron indignantes los intentos de rescate de la caballería federal. La PGR hizo hasta lo imposible por quitárselo de las manos a Corral Jurado para trasladarlo a una prisión federal. El priista quedará sometido a un brazalete como tobillera, en tanto los acuerdos de impunidad completan su trabajo.
Diría que falta César Duarte Jáquez, el prófugo gobernador de Chihuahua que salió con el banco Progreso en la bolsa hacia Estados Unidos, por la puerta entreabierta que le dejó la Procuraduría de Alberto Elías Beltrán.
Frente a su televisor o su celular vía internet, César Duarte cantará victoria el 1 de diciembre al tiempo en que López Obrador diga ante el presidente del Congreso Porfirio Muñoz Ledo en San Lázaro “¡Sí protesto..!”.
Los fiscales, General y Anticorrupción serán bajo pedido, confección especial para evitar cualquier autonomía real que resulte peligrosa o molesta, se trata de endulzar el futuro y cumplir compromisos entre cofradías del poder.
Terrible la involución de la esperanza de esos 30 millones que están presenciando incrédulos en esta etapa de transición, la tolerancia a los corruptos, grandes contradicciones y el incumplimiento de promesas de campaña.
Enternece la ingenuidad de los que creen defender al presidente electo con el grito de autoengaño: ¡Todavía no toma posesión, cabrones..!
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