Hugo Páez
No dudo que Eduardo Medina Mora Icaza inicie su magisterio embarcando en el olvido todos los agravios que recibió, la crítica ácida, y las acusaciones de todo tipo, algunas más estridentes que probadas.
Pero más allá de su nombramiento, preocupa la acusación del senador Javier Corral Jurado sobre la presunta negociación del PAN y el PRI para repartirse las tres posiciones de ministro de la Suprema Corte, dos más a votarse en noviembre.
No es cualquier cosa cuando la Asociación de Magistrados y Jueces de Distrito del PJF señaló en una carta al presidente del Senado, Miguel Barbosa Herrera, la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al considerar que la selección de jueces, por parte de los poderes políticos, puede representar riesgos para la independencia del juzgado electo (carta: http://goo.gl/59EMyD).
Ya en la elección de Medina Mora Icaza apareció ese riesgo. El martes la bancada del PAN se reunió para votar en bloque a favor del ex embajador en Estados Unidos, antes de escuchar la exposición de los integrantes de la terna enviada por Enrique Peña Nieto.
La CIDH no tiene jurisdicción en México, pero existen múltiples tratados firmados, muestra de la autoridad moral que otorgamos al organismo internacional. Pero sobre todo los hechos le dan la razón, y la Asociación de Magistrados avala esa recomendación al enviarla a Miguel Barbosa el sábado pasado.
Habrá que esperar a noviembre para ver si en la terna que sustituirá a los ministros Juan Silva Meza y Olga Sánchez Cordero, el Ejecutivo incluye al senador con licencia Raúl Cervantes, quien se retiró del cargo para cumplir con uno de los requisitos de los aspirantes: al menos un año fuera del Congreso.
Por otra parte, el segundo designado tendrá que llevar el sello de Acción Nacional para probar la tesis del senador chihuahuense, el panista que votó contra Eduardo Medina Mora.
Recuerdo una comida con el entonces Procurador General de la República, en pleno combate al crimen organizado impulsó la prohibición de pseudoefedrina en las medicinas antigripales. Las quitaron.
Su tesis se basaba en que la delincuencia organizada utilizaban esos precursores para fabricar otras drogas derivadas de las metanfetaminas. La mia era que los ciudadanos no debemos sacrificar la sensación de bienestar de los antigripales que te permite un día productivo, por hacer la chamba que le corresponde a los tres niveles de policías, a la entonces AFI, al ministerio público y a los militares que fueron sacados de los cuarteles por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.
De esa charla ya pasó un lustro y la producción de metanfetaminas aumentó paulatinamente. Retirar la pseudoefedrina de los antigripales no sirvió de nada, en tiempos donde la influenza es un visitante de ciclos temporales infalible, y hasta la fecha no se ha regresado a la fórmula original.
Eduardo Medina Mora es una persona de destacada inteligencia emocional. Escuché de Genaro García Luna todo lo “maquiavélico” que era, pero nunca esa crítica fue en sentido inverso, a pesar de los desaciertos del ex Secretario de Seguridad Pública.
Los temperamentos opuestos provocaron el choque de trenes que acabó descarrilando a Medina Mora, con la mano iracunda de Felipe Calderón Hinojosa. Pero basta ver en donde está uno, y en donde el otro.
Tres lustros le esperan en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De última hora probó la gran molestia del gremio judicial que lo considera un extraño. En este espacio señalé el martes la carta durísima, pero tardía, de la Asociación de Magistrados con el propósito de cerrarle el paso. El martes mismo de la designación, esa Asociación se dijo “institucional” y felicitó a Eduardo Medina Mora.
Más de cuarenta mil firmas en su contra y el supuesto descongelamiento de más de 73 millones de dólares a Raúl Salinas de Gortari, al final de su estancia en la Procuraduría General de la República, fueron dos proyectiles que rebotaron en el muro de contención de una Cámara Alta dominada por una red de intereses en subasta permanente. La misma que diseña los mecanismos anticorrupción y las normas para combatir el conflicto de intereses. Ufff.
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