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sábado, 9 de septiembre de 2017

Frente Ciudadano abre la caja de Pandora, lo más violento por venir

Hugo Páez



El Frente Ciudadano por México (FCM) está perdido, si no identifica las tácticas para dividirlo.
Es de vital importancia considerar que las estructuras democráticas son las menos productivas en la toma de decisiones. Un ejemplo típico es la productividad de los Congresos, contra la estructura empresarial vertical.
Morena de Andrés Manuel López Obrador y el PRI de Enrique Ochoa Reza, con la jetatura presidencial, están mucho más cerca de una estructura empresarial, que el de un partido democrático.
Pero la opción jerárquica no es naturaleza del Frente, sin embargo, la conciencia del riesgo al conflicto juega un papel importante en la disposición, sobre todo por la polaridad ideológica.
Los ataque por las antípodas doctrinales entre el PAN y el PRD fueron superadas en otras latitudes, Francia de Emmanuel Macron es un ejemplo, otro es Chile en 1990.
En el cono sur, partidos de izquierda y derecha se unieron en un plebiscito para terminar con el vergonzoso episodio de la dictadura de Augusto Pinochet; la concertación tuvo alcance de cuatro gobiernos, dos de derecha dirigidos por Patricio Aylwin, del 1990-94 y Eduardo Frei de 1994-2000, del Partido Demócrata Cristiano, a los que siguieron Ricardo Lagos y Michelle Bachelet de la izquierda.
El argumento ‘anti natura’, contra la alianza PAN - PRD, no ve, a conveniencia, el incestuoso pacto de complicidades PRI - PVEM - PANAL, que perdió la oportunidad de adaptación a los nuevos tiempos, por la incapacidad de controlar el motor corruptor, como elemento de cohesión interna de los tres partidos.
En consecuencia, la percepción ciudadana sobre la incontrolable corrupción, es la causa de la bajísima calificación del gobierno federal, comprobado en el aferramiento a nombrar un Fiscal General que le garantice impunidad.
Peor aún, el Frente Ciudadano por México le tumbó al PRI el intento golpista por imponer a Raúl Cervantes Andrade, con la inesperada complicidad de cinco senadores calderonistas, en lo que se planeó como una jugada maestra: la presidencia del Senado en manos de Emilio Gamboa Patrón, a través de Ernesto Cordero Arroyo, afianzado por Roberto Gil Zuarth, Javier Lozano Alarcón, Salvador Vega Casillas y Jorge Lavalle.
“Anticorrupción” es el objetivo del FCM, un concepto de propagación internacional, que en el caso de Marcelo Odebrecht, consignó a dos ex presidentes: Luis Inácio Lula da Silva, condenado a nueve años de prisión en Brasil, y Ollanta Humala de Perú y su esposa Nadine Heredia, la pareja en prisión preventiva por 18 meses.
No sé si Anaya, Barrales y Dante Delgado insistirán en el caso Odebrecht. Como antecedente en México, un funcionario de la petrolera brasileña acudió amenazante a la Secretaría de la Función Pública de Arely Gómez y a la PGR de Raúl Cervantes, con información presuntamente reveladora sobre el gobierno federal.
El propósito del funcionario de Odebrecht era negociar condiciones de reducción de penas, pero en esta trama hay otra hipótesis construida con las tesis de la detención de Lula da Silva y Humala, como parte de una intriga de Estados Unidos dirigida a gobierno de izquierda en Latinoamérica.
En este escenario se inscriben los ataques de la ex Fiscal de Venezuela Luisa Ortega Díaz contra Nicolás Maduro, acusado junto a un grupo de funcionarios estatales de formar parte de la corrupción de Odebrecht.
La protección del gobierno de Manuel Santos a la ex Fiscal, perseguida por Maduro, consolida la hipótesis. Colombia es un país históricamente colaborador de EUA, con bases militares apostadas en su territorio, con el problema de la guerrilla de las Farc durante décadas, cobijada por Venezuela desde la administración de Hugo Chávez.
Las condiciones para involucrar a la República Bolivariana son ideales, gracias su gran potencial petrolero y la imagen corrupta de Maduro y sus Ministros, algunos acusados en EUA con expedientes abiertos y bienes confiscados, sin embargo, México no reúne estas condiciones ideológicas, para formar parte de una tesis más en esta hipótesis.
Me dice un funcionario federal que algunos personajes de la izquierda, del PRD y Morena, se han acercado para presionar la investigación al gobierno de Enrique Peña Nieto, sin embargo, los funcionarios de Odebrecht no aportan nombre y ni cargos de los presuntos corruptos, sino una lista codificada donde se registran datos como: “funcionario 1 con el puesto 2 recibió el dinero 3”, bajo la condicionante de llegar a un arreglo con el gobierno mexicano, antes de revelar los códigos, a diferencia de la información del gobierno de Lula y Humala, donde se revelaron nombres, apellidos y sus posiciones.
Indudablemente la proscripción del pase automático, utilizado en redes con el hashtag #FiscalCarnal, es la primera victoria del Frente, en especial de Ricardo Anaya, pero dudo que el PRI se arrincone a lamerse la herida y López Obrador se deje arrebatar la bandera del verdadero opositor que ha venido construyendo durante lustros.
Seguramente está por venir lo más duro y lo más violento del periodo electoral, que abrió puertas como caja de Pandora.
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