Hugo Páez
Me pregunta Yasmín si Josefina Vázquez Mota haría un partido con su capital político o si buscaría la presidencia de la República por otro diferente al PAN.
Es una pregunta que se hacen millones de mujeres luchonas, como Yasmín, que se quedaron “prendidas”, según palabras de Josefina, al ver frustrados sus proyectos, además de echar abajo la posibilidad que una compañera de género llegara a la Presidencia de la República y al final fue derrotada en circunstancias terriblemente injustas, atribuibles a traiciones internas y deslealtades que nunca le perdonaron su rebeldía, y menos enfrentar al candidato oficial.
Construir un movimiento a cuatro días de la elección habla de que ya se esperaba la derrota, o es rapidísima para trazar proyectos a partir de una base electoral de 12 millones de ciudadanos.
En el pizarrón apantallan los números, pero la realidad es cabrona, como las presiones que recibió Josefina en la interna –con esa palabra me las definió-, pero por otro lado, en ningún momento una candidata presidencial había obtenido tantos votos.
Hoy dará a conocer parte de su proyecto que hasta ayer en la noche no tenía nombre, y seguramente funcionará como una estructura alterna al partido. Hasta el momento sus colaboradores descartan cualquier escisión, nada como pez en las aguas azules, sin embargo, tendrá que reconstruir un partido caótico, incompetente y abandonado.
De meterse en una saga de estas dimensiones tendrá que poner orden y tomar decisiones, si no le conviene mejor regresarse a su casa. La negación de los problemas y la falta de mano firme convirtieron a Acción Nacional en un club de satisfactores de intereses personales con el propósito de ganar chambas y permanecer en la nómina del Congreso.
Prueba de ellos es la comida del martes en Los Pinos. El anfitrión y los comensales, todos destacados panistas, evadieron analizar a fondo las responsabilidades de la derrota, y ni un raspón se llevó el presidente del partido Gustavo Madero.
Para el registro está el hecho de posponer algún tipo de sanción a Vicente Fox Quezada que violó los estatutos mucho mas que otros destacados panistas expulsados. Pareciera que todos quieren olvidar la vergüenza de ver al primer presidente de la república, emanado de sus filas, promoviendo a un candidato contrario.
Nadie quiere asumir la responsabilidad y dejan a otros la toma de decisiones. Esa es la historia que los hundió.
Un ejemplo es la declaración de Roberto Gil Zuarth en el sentido de que es absolutamente innecesario un pronunciamiento institucional sobre la expulsión de Fox del PAN, porque “para nosotros ya está fuera”.
Que bueno que Gil Zuarth no es procurador de justicia; dejaría libres a los transgresores de la ley a partir de condenarlos al repudio público. Por supuesto que es absolutamente necesario que Acción Nacional ponga orden y no evada, por vergüenza, olvido voluntario o falta de decisión política, la traición del ex Presidente de la República.
La Señora de la Casa debe llegar a poner orden, o quedarse con los recuerdos de una lucha brutal hasta el último momento, que pudo tener una segunda oportunidad.
Blog: http://hugorenepaez.blogspot.com/
twiiter: @hugopaez correo: hugopaez@prodigy.net.mx
www.hugopaez.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario