Hugo Páez
Lo consideran un policía político, que al avance del sexenio de Felipe Calderón sumó poderes y tecnología de inteligencia superior a cualquier institución, inclusive el ejército.
El Partido Revolucionario Institucional mueve piezas para neutralizar su trabajo en la Secretario de Seguridad Pública federal (SSP), bajo el constante estado de paranoia de ser vigilados y no saber por quién, hacen el juicio fácil y voltean hacia Genaro García Luna, el invitado de piedra en gran parte de su propia comparecencia en la Cámara de Diputados.
Totalmente autoconvencidos, la cúpula del PRI siente -algunos aseguran tener pruebas-, que Plataforma México es un centro de espionaje con dos funciones: luchar contra el crimen organizado y realizar labores de espionaje con fines políticos. El hecho de que las comisiones de la Secretaría de la Defensa Nacional y la de Justicia estén en manos de dos priistas contrarios a García Luna, habla de que la estrategia para neutralizarlo va en serio.
Los asuntos del ejército, ese que bajo la mesa se siente invadido por la SSP federal, quedan bajo la mano Ardelio Vargas Fosados, quien fue parte del conflicto entre Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna desde principios del sexenio, cuando el Secretario lo corrió como Comisionado de la Policía Federal Preventiva, puesto acordado para limar asperezas que nunca lograron suavizarse entre Eduardo y Genaro.
A pesar de que en esos momentos Ardelio era considerado el segundo mando de la institución, a las pocas semanas fue brincado por todos los amigos de García Luna, provinentes de la Agencia Federal de Investigación que fundo en el 2002 bajo la procuraduría de Rafael Macedo de la Concha.
La autoridad de Vargas, también ex funcionario del CISEN, fue rebasada y se incrementaron los encontronazos con los ex AFI´s. No lo soportó, se dio cuenta que el acuerdo con Medina Mora fue una simulación y decidió calentar las cosas para salir de la SSP rumbo al Centro Nacional de Planeación Análisis e información para el Combate a la Corrupción, rescatado por Eduardo Medina - Mora.
Cuando el reloj electoral marcó la primera alarma, buscó la diputación por el Partido Acción Nacional y al no lograrlo se refugió en el PRI, argumentando que en su función federal no tuvo preferencias políticas.
El PRI encontró un personaje para encarnar la mano dura de Felipe Calderón, hacerla ver que rebasa límites por consigna, como los que no quiso seguir el procurador Eduardo Medina – Mora, revelado a los cuatro vientos por los notables.
No tienen materia tangible contra García Luna, no la que habla de espionaje político y acciones de inteligencia, y olvidan algunos detalles reveladores de su vocación, como cuando José Luis Santiago Vasconcelos, más ligado al PRI, quedó en el desamparo federal, después de haber extraditado a más de 60 capos del narcotráfico a Estados Unidos. En esos momentos que salió de la PGR y quedó en el limbo, la única mano que encontró para proteger su integridad física fue la de Genaro, posteriormente sería la de Juan Camilo Mouriño, pero en esos días me dijo Vasconcelos en una comida: “No se me va a olvidar nunca, me vio (Genaro) casualmente en un evento, le explique que me habían reducido la seguridad a niveles risibles, en ese momento se deshizo de la mitad de su escolta y me la puso, mientras designaba a otros”. Por supuesto que no se iba a olvidar, los dos jugaban en canchas contrarias y el golpeteo los alejó considerablemente, si es que antes hubo un acercamiento real, porque José Luis decía hasta el cansancio que no confiaba en los AFIs de Genaro, solo en el ejército. Su escolta en PGR era militar.
En la comparescencia por la glosa del 3 informe presidencial en San Lázaro, García Luna se enfrentó a una oposición golpeadora. El juicio fue demoledor ante una bancada panista incapaz de defender a la figura emblemática de Felipe Calderón en la lucha contra el crimen organizado. Fue una simple muestra de lo que podrán ser tiempos más difíciles en una estructura de la SSP que no acaba de legalizar la fusión de las polcías federales, con la migración de elementos del ejército, unos temporalmente, otros en permanencia con lo que ahora se llama Policía Federal.
En el horizonte de Ardelio Vargas está reforzar el ejército y regresar elementos que fueron designados como policías, muchos de los cuales han reclamado beneficios prometidos que nunca llegaron. No hay que perder de vista que uno de los proyectos rechazados por PRI y PRD, pero que en la práctica camina desde hace dos años, es crear engordar a la Secretaría de Seguridad Pública con policías de todas las entidades de la república, con el argumento de que el combate al crimen organizado no es naturaleza inherente de las fuerzas armadas.
La trinchera tricolor será el Congreso, lo probó García Luna la semana pasada con los ex Comisionado de la Sebsecretaría de Seguridad de Gobernación, Omar Fayad y el ex procurador del Estado de México, Alfonso Navarrete Prida, amen de los delirios y la actitud porril de Gerardo Fernández Noroña y Porfirio Muñoz Ledo. Sin embargo, el epicentro del terremoto se encuentra en el primer vencedor de las elecciones del 5 de julio, que busca derribar todos los obstáculos para repetirlo en el 2012, el PRI.
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