Hugo Páez
Tres años de tensión en Guerrero en lo que va del sexenio, y más de uno en terapia intensiva, con la intervención directa del gobierno federal y no baja el estatus de violencia extrema en el estado.
Diciembre inicia en un clima de terror. Pareciera que la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala y Cocula no fue la cúspide de los males que ameritó la concentración de la fuerza del estado. Se toman malas decisiones o no hay efectividad de las instituciones de seguridad pública.
Sabemos que el inventario no da para mantener permanencia de elementos suficientes de la Policía Federal, el Ejército y la Marina, en todos los focos rojos del país, y una vez que los mandos piensan controlada la situación son reubicados a otras latitudes en emergencia.
Pero el resultado demuestra que el cambio de modelo, las modificaciones a la dinámica en el combate al crimen organizado del sexenio de Felipe Calderón y el conglomerado en la Supersecretaría de Gobernación de Miguel Ángel Osorio Chong tampoco funciona.
En las últimas horas cuatro jóvenes en edad de sicarios, 16, 20, 25 y 30 años fueron abatidos en diferentes puntos de Guerrero, un camión calcinado previamente evacuado de pasajeros para propósitos de mensaje, y un gobernador, Héctor Astudillo, que no sale de una sorpresa para entrar a otra, desde el atentado que sufrió en una pizzería acompañado de su esposa, en vísperas de la toma de posesión.
El cambio de partido en Casa Guerrero después de la renuncia de Ángel Aguirre Rivero y el interinato de negligencia criminal de Rogelio Ortega, proyecta un futuro igual o peor de frustrante con el priista Astudillo, ex alcalde de Chilpancingo que en sus tiempos municipales hizo y deshizo la banda criminal de los Rojos.
Ahora no hay el pretextos, ni desencuentros entre gobiernos de diferente partido, sin embargo la amenaza es permanente y el mensaje de los cárteles muy claro.
El blindaje en Acapulco lo convierte en zona de guerra. Osorio Chong apresuró el paso antes de la temporada vacacional para abrir el Centro de Inteligencia en el 41 Batallón de Infantería de la Sedena en Iguala, el que fue apedreado por la CETEG y por normalistas y familiares de Ayotzinapa, de nuevo otra prueba y el riesgo de temporada mantendrá en tensión al centro del país.
Tres año y la misma historia, simplemente no pueden con Guerrero.
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