- Colusión en negocio multimillonario de Asdeporte de Antonio Álvarez y el INDEPORTE de Horacio de la Vega
- Derrota del PRD en 10 delegaciones contrae ingresos “no registrables”
- Llamadas al asesor Luis Vizcaíno pretenden una celada.
- Delegación Benito Juárez comete el “pecado” de prestar el Gimnasio Juan de la Barrera al proscrito René Bejarano.
- Aparecen permisos “prefechados” pero nunca fueron presentados
- Bravo Mena, Mauricio Tabe y Von Roehrich no ceden al chantaje, piden pruebas de corrupción, no hay.
Hugo Páez
Lo que aparenta un caso de corrupción de un funcionario público contra la empresa privada Asdeporte de Antonio Álvarez, a partir de una denuncia en medios de comunicación contra Luis Vizcaíno, asesor de la delegación Benito Juárez, reaparece con nuevos elementos como un montaje fallido que involucra a Horacio de la Vega Flores, titular del Instituto del Deporte del DF y la pugna entre corrientes del PRD que se disputan la capital de la república como el principal bastión de la izquierda.
En el recuento de cientos de maratones en el Distrito Federal y entidades federativas, las ganancias de Asdeportes rebasan los cientos de millones de pesos. En la Ciudad de México, los centros deportivos, gimnasios públicos, y las avenidas convertidas en pistas de maratón se mueven como coto de poder del INDEPORTE, entidad reguladora, que reporta los ingresos que quiere, a pesar de ser territorios delegacionales.
Pero el mercado del negocio se contrajo enormemente a partir de la fatídica elección del 7 de junio, donde el PRD perdió 10 de las 16 delegaciones. A partir de la fecha, los enfrentamientos postelectorales y el éxodo clientelar hacia Morena hacen impensable cualquier tipo de presión efectiva sobre Ricardo Monreal o Claudia Sheinbaum, es decir las delegaciones: Cuauhtémoc, Tlalpan, Azcapotzalco, Tláhuac y Xochimilco.
En esa dinámica, René Juvenal Bejarano, líder del movimiento Izquierda Democrática Nacional trató de ser desplazado por Nueva Izquierda, corriente dominante en la administración del GDF, y aquí está una de las claves del escándalo: involuntariamente la directiva delegacional de Benito Juárez de Christian Von Roehrich cometió el “pecado” de prestar a Bejarano el Gimnasio Juan de la Barrera con capacidad para 3 mil personas el 12 de octubre, con el propósito de iniciar los trabajos para convertir su organización Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE) en Asociación Política Nacional (APN), con registro ante el Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova Vianello.
Posteriormente trascendió que René Bejarano probó el desprecio de otras delegaciones perredistas, como parte de ese estilo virulentos entre corrientes. En resumen, la orden es cerrarle todas las puertas, sin embargo, Benito Juárez está fuera del alcance de la influencia de Los Chuchos y del partidismo del gobierno del DF.
El montaje de la presunta corrupción apareció como estrategia contra un partido que promete el combate a la corrupción como tema central, que para tales efectos, su presidente Ricardo Anaya Cortés creó una Coordinación Especial encargada a uno de los hombres más acreditados de Acción Nacional: Luis Felipe Bravo Mena, y que mantiene una hipersensibilidad por el caso del ex gobernador panista de Sonora Guillermo Padrés Elías.
Las condiciones estaban dadas para una acusación que, según los cálculos de los conjurados, no necesitaría pruebas para la inmediata reacción de los medios de comunicación, como hicieron algunos. Pero subestimaron la asertividad del panismo, acostumbrado a ese tipo de chantajes.
Ante el riesgo de una inquisición mediática, Bravo Mena pide pruebas para diferenciar chantaje de hechos; el presidente del PAN DF Mauricio Tabe Echartea y el delegado Von Roehrich, también.
Hacen bien en no meter las manos al fuego por nadie, sin embargo, traicionarían la presunción de inocencia, consagrada en la Constitución, si se van por el fácil aquelarre contra Vizcaíno. Si cometió un acto de corrupción, que se haga responsable, que lo castigue la ley y la ética partidista, pero con evidencia sólida, no con el razgadero de vestiduras y el media tour de Asdeportes, montado para justificar el incumplimiento de la organización del Maratón, porque en este escenario de cientos de millones de pesos de ingresos de Asdeporte, quizá mucho más, resultan ridículos los 90 mil pesos que presuntamente pidió Vizcaíno, con más de seis años de experiencia en la administración pública. ¡Por favor..!
El cuatro no funcionó.
Y el cuatro no funcionó por la sospechosa insistencia de llamadas telefónicas de un operador de Asdeporte a Vizcaíno, pidiendo una reunión para entregarle personalmente los presuntos 90 mil pesos. Un intento de celada de primaria.
En las semanas previa al Maratón de 6 y 12 kilómetros, la empresa desplegó mantas publicitarias y panfletos sin presentar permisos de las dependencias requisitadas a la delegación, principalmente de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, de hecho, una vez que Antonio Álvarez dio el albazo para el escándalo en medios de comunicación, no existían esos permisos que ahora “aparecen” prefechados, en las manos del titular de INDEPORTE Horacio de la Vega. De esa corrupción en contubernio hay que cuidarse.
twitter: @hugopaez blog: http://hugorenepaez.blogspot.mx
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