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jueves, 21 de agosto de 2014

En compañía del miedo

Hugo Páez

En una parte importante del territorio nacional, pervive un mal que los países más desarrollados y civilizados lograron bajar a niveles aceptables, con políticas económicas y de seguridad, análogas a lo que está ocurriendo en México, pero con diferente actitud frente a la corrupción: el miedo.
El hartazgo al miedo fue el factor que movió a la sociedad civil en el 2004, y hasta hace unos meses, el centro de la parálisis en la producción de aguacate y limón en Michoacán.
Lo peor que puede pasarle a un gobierno es que el ciudadano no denuncie por miedo al entramado de la burocracia, por temor a las consecuencias por complicidad de la autoridad con el crimen organizado, o simplemente por la fundada percepción de que no pasa nada.
Percepción probada en cifras comparativas de denuncias contra consignaciones, y casos juzgados. Números ridículos que prueban, que, en efecto, no pasa casi nada. Más del 90% de delitos sigue sin ser denunciado. Es la atmósfera del miedo en sus diferentes umbrales.
Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Monte Alejandro Rubido y Enrique Galindo Ceballos presentarán mañana una División de la Policía Federal que puede dar grande pasos en la reversión del problema profundamente arraigado.
La Gendarmería fue diseñada para atender la inseguridad en los procesos de producción en los sectores agroindustriales y de manufactura, amenazados con ser paralizados por el miedo. Brutal cuando se trata del desarrollo regional de partes claves en la producción nacional.
Los aguacateros y limoneros de Michoacán pervivieron a merced del crimen organizado. Las bandas delictivas decidían quién podría sembrar, quien podía vender y comprar. El negocio es tan próspero que se ramificó en  extremidades inferiores con extorsión a todo tipo de actividades, hasta llegar al absurdo de cobrar derecho de piso al comercio infromal y servicio ambulante.
Si Enrique Galindo logra revertir esa desconfianza permanente en los ciudadanos, con los primeros proyectos de la Gendarmería que entre sus características está la capacidad de movilidad inmediata, habrá encontrado una fórmula aplicable a todos los ámbitos relativos a la seguridad pública y la cultura de la legalidad.
Se trata de erradicar la permanente compañía del miedo en la vida cotidiana del ciudadano, de erradicar esa sensación de desprotección y desconfianza.
El miedo es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o a la amenaza, un estado de ansiedad que en la frecuencia escala al terror.
Ejemplos de éxito contra el miedo están a la mano. El Singapur de los 60´s era uno de los países más violentos del mundo. Ocupaba uno de los lugares con más alto índices de criminalidad debido a su cercanía con Malasia y China, con el mayor tráfico de drogas, impunidad y corrupción a nivel mundial.
Las mujeres no podían salir de casa por miedo a ser abusadas y asesinadas. Era un Estado sin orden y con un gran índice de tráfico de influencias. En el dos mil el terrorismo y los homicidios crecieron, pero llegó el gran cambio en el año 2004 con Lee Hsien Loong. En la desesperación sus métodos fueron brutales, terriblemente radicales y de represión donde siempre existen abusos.
No es el caso de México, es indudable el avance hacia una democracia liberal y un orden que se debe conquistar con pasos sólidos, sin violaciones a los derechos humanos.
El problema de Singapur orilló al radicalismo, la instauración de la pena de muerte y métodos brutales que no fueron necesarios en países de europeos como Alemania, Suecia, Noruega y Suiza, no se permitieron en momento alguno escalar ese nivel de entropía.
Singapur es actualmente uno de los países más seguro del Asia. Doce años atrás en las cárceles había más de 500.000 presos, seis meses después, sólo quedaban 50 mil a raíz de la pena de muerte y trabajos forzados a criminales confesos. El aquelarre fue brutal, el gobierno decretó que toda figura pública corrupta, políticos, policías, militares, etc. fueran condenado a muerte, si era demostrado con pruebas sólidas.
Son escenarios impensables para México. Afortunadamente pretenden caminar en paralelo las reformas de ley, los métodos instaurados en instituciones como el Ejército, la Marina, procuradurías, y policías de los tres niveles de gobierno, junto con los organismos de derechos humanos autónomos.
Pero la realidad es que el ciudadano común en estos momentos se siente desprotegido, decepcionado de la efectividad de la denuncia, y en  constante compañía del miedo.
Veremos que pasa con la Gendarmería, la tesis es buena, la capacitación de primer nivel, y, sobre todo, un mando en Galindo Ceballos que rechazó la improvisación y los calendarios políticos.

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