Hugo Páez
Las
condiciones están dadas para fortalecer el corporativismo del PRI. En ese terreno
poco o nada pudo hacer el PAN durante 12 años, peor aún, dejó las marcas del
arado para una entrada franca en terreno fértil, sobre todo ahora con Elba
Esther Gordillo en la cárcel y un Joel Ayala Almeida fortalecido como líder de
la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FETSE).
Solo falta que
el dócil Juan Díaz de la Torre, sustituto de Elba Esther Gordillo como líder
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación regrese el gremio al
partido que lo fortaleció.
El retorno sin
gloria, con la lidereza vitalicia en la cárcel, puede revestirse de una nueva
era reformista con nuevas reglas aprobadas en el Congreso, pero con una ley
secundaria descafeinada en lo esperado por los mexicanos para consolidar la
educación del siglo XXI.
Poco podrán
recriminar los partidos opositores al corporativismo revitalizado ayer mismo en
el CEN del PRI. La entrada del Sindicato de Trabajadores del Seguro Social
(SNTSS) a las filas del partido marca un reacomodo de la profunda crisis que
los llevó a perder la Presidencia de la República en el 2000.
El panismo podrá evocar un
retorno al pasado, sin embargo persiste en la memoria la maniobra del entonces
presidente del PAN Germán Martínez Cázares cuando operó para sacar de las filas
tricolores al sindicato del IMSS, e ingresarlo a las filas de Acción Nacional, a
cambio de la primera posición plurinominal en la Cámara de Diputados otorgada
al líder sindical Valdemar Gutiérrez Fragoso.
Aun cuando el
corporativismo es una práctica anacrónica en unos países, y erradicada en otros
clasificados como democracias liberales, poco espacio quedará para la
recriminación, cuando apenas en los años 2009 y el 2010 Valdemar Fragoso
sustituyó a los delegados seccionales del sindicato del IMSS por operadores del
PAN, y funcionó en el 2012 como un brazo de campaña de los candidatos albiazules.
La maniobra
que consolida la fuerza del PRI frente al PAN y el PRD es una de retorno a la
democracia orgánica, desgastada desde el sexenio de Ernesto Zedillo por la
disgregación de los sindicatos y la separación del SNTE como fuerza electoral
exclusiva del PRI, y la estrategia de Elba Esther Gordillo en la construcción
del PANAL que permitió una fuerza política formal, a partir del corporativismo.
Las
democracias orgánicas retroceden la fuerza del individualismo en la sociedad y
privilegian el interés de gremios, que, en la historia de México han jugado
contra sus miembros, pero a favor de la nomenclatura política.
Ayer no hubo
pirotecnia, a conciencia fue solo un tímido evento donde el PRI recibió de
nuevo al sindicato del Seguro Social. No es poca cosa, es el inicio de una
dinámica que impactará fuertemente a los otros partidos, ya que no obstante la
existencia de reglas para evitar la imposición de preferencias electorales en
los agremiados, en los hechos las presiones operan.
El retorno del
SNTE al PRI sería el capítulo final de una historia de rebeldía que logró
separar la central sindical mas grande de Latinoamérica, desafió al poder
presidencial y enfrentó la reforma Educativa. El preámbulo fue la detención de
la corrupta lidereza –como hay muchos- tolerada por priistas y panistas durante
lustros; las condiciones para ese retorno se mejoran con un sustituto
perfectamente maleable como Juan Díaz de la Torre, que poco a poco prepara el
escenario donde el Sindicato, Gobierno Federal, y el PRI, tengan su mejor obra.
¿Por qué
hacerlo si con Elba en la cárcel y Juan Díaz a disposición de Los Pinos, el
PANAL está prácticamente en las manos del PRI..? Para evitar tentaciones de
autonomía, como la que construyó la dócil Elba es sus primeros días como cabeza
del SNTE.
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