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martes, 4 de junio de 2013

Tienes razón Felipe, el Dalai Lama vale mas que la carne de puerco

Hugo Páez

         Para Felipe Calderón fue mas importante la cortesía con el Dalai Lama que exportar carne de puerco a China.
         A unas horas de la visita del presidente Xi Jinping nos enteramos por el embajador en México de la delgada piel asiática, capaz de poner el grito en el cielo por la recepción del líder religioso en Los Pinos, pero no de interrumpir el viaje a causa de la tragedia de al menos 112 personas en una granja de Mishazi, provincia de Jilin.
         Por menos que eso cualquier mandatario mexicano cancelaría la gira y regresaría al país.
Lo vimos con Eruviel Ávila en la tragedia de San Pedro Xalostoc donde murieron 24 personas. El gobernador mexiquense canceló su visita con el Papa Francisco y tan pronto aterrizó en Europa, retornó.
         Podría hablarse de que en México sobreestimamos la corrección política, sin embargo, la exageración contra Calderón, y la revelación del boicot a la exportación de carne porcina por el embajador Zeng Gang, parece una imprudencia, cuando el Senado, cuyo presidente Ernesto Cordero Arroyo es uno de los hombres mas cercanos a Felipe Calderón, lo recibirá en el recinto legislativo.
         ¿Imprudencia o soberbia..? La diferencia de dimensiones entre los países lo dicta. En el excelente libro “China” de Henry Kissinger registra que una serie de comentaristas, entre los que se cuentan algunos chinos, revisaron el ejemplo de la rivalidad anglo alemana del siglo XX como augurio de lo que puede esperarles a Estados Unidos y China en el siglo XXI.
El análisis habla de comparaciones estratégicas. A nivel superficial, China es como lo fue la Alemania Imperial, un poder continental que resurge; Estados Unidos es, como lo fue Gran Bretaña, un poder naval con profundos vínculos políticos y económicos con el continente.
         Concluye el análisis que recopila Kissinger que tanto Estados Unidos como China tienen excesiva envergadura para dominar a la otra, por consiguiente, ninguna puede definir las condiciones de la victoria en alguna guerra, o algún especie de conflicto de guerra fría (hasta aquí Kissinger).
Sin embargo, la conquista comercial de China no da tregua. En medio de la tragedia de la granja de Mishasi, Xi Jinping recibía en Costa Rica las llaves de la ciudad capital, en una gira por el continente americano en la que se trata de ocultar la violación a los derechos humanos fundamentales en China, la persecución religiosa que no solamente se manifiesta en el conflicto del Tibet con el Dalai Lama, sino en un silencio ensordecedor por la persecución a la comunidad católica y de otras religiones, en donde millones tienen que vivir en la clandestinidad, encarcelamiento de sacerdotes, y desapariciones forzadas por la profesión de libertad religiosa.
La historia de la adversidad es la historia de China. Sus dimensiones formulan una complejidad impensable en otras naciones, y han salido adelante, pero… ¿es suficiente para imponer condiciones que implican una moral fragmentada y la tolerancia a la violación de los derechos humanos básicos, a cambio de alianzas comerciales..?
En eso tenía razón Felipe Calderón, el Dalai Lama vale mas que la carne de puerco.

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