Hugo Páez
Las acusaciones del presidente de MVS Joaquín Vargas son brutalmente graves, ya que exhiben a un gobierno federal vengativo, autoritario e intolerante a la crítica, que no duda en utilizar la fuerza a su alcance para herir de muerte a una empresa que criticó entre otros, al gobierno y a su presidente.
Alejandra Sota respondió, por la noche, que Vargas es quien calumnia y engaña.
La historia relatada por el Presidente del Consejo de MVS, es como los finales de los gobernadores que golpean a sus enemigos y “regalan” notarías a sus amigos y parientes, es símil a los malos funcionarios de los gobiernos: suben sueldos de sus colaboradores para recibir mayor liquidación, o le dejan una nómina pesada al que viene; o como le ocurrió a Santiago Creel Miranda, antes de dejar la Secretaría de Gobernación para tomar la precandidatura presidencial en el 2006, liberó decenas de permisos de casinos a Televisa, para porsteriormente ser traicionado con bombardeos mediáticos en noticieros y programas de espectáculos por su relación con Edith González.
Si Vargas no nos engaña, como dice Sota, el presidente Felipe Calderón mete en un trampa envenenada a la empresa MVS al tratar de expropiar bandas concesionadas a la empresa en la frecuencia de 2.5 MHz.
¿Existirá el ingenuo que se trague eso de que se rescatará un bien público, para beneficio de los consumidores? ¿Al final del sexenio?
La trampa parece diseñada para que MVS pierda la concesión, o, en el mejor de los casos, lo elimine como competencia en los servicios de voz, datos y video, para dejarle el negocio intacto a Televisa durante los próximos cinco años.
No hay otra interpretación en la intentona de castigarlo por la osadía de mantener a la periodista Carmen Aristegui al frente del noticiario matutino de MVS Radio.
Vargas lo dijo puntual ayer, con nombres y fechas, sin pelos en la lengua: Alejandra Sota presionó furibunda para que Aristegui se disculpara por haber comentado la acusación del diputa do Gerardo Fernández Noroña de una presunta adicción del presidente Calderón; posteriormente pidió que MVS no metiera en el infierno de amparos y litigios la inversión del 50% de Televisa con Iusacell.
El empresario se dijo engañado por los funcionarios federales, acusó al entonces Secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón de amenazarlo con mandar sus proyectos de telecomunicaciones “a la chingada”, si contrataba a Aristegui.
Lozano respondió vía twitter que no era cierto. Pero así como dice el senador del PAN que Vargas debió ventilarlo en su momento, él también, Lozano, debió revelar que Joaquín Vargas ofreció la cabeza de la periodista a cambio de la banda 2.5 MHz.
En estos momentos la autodefensa de Javier huele a contragolpe porril. De obligarnos a creer en uno u otro, deberemos tomar en cuenta la historia pendenciera del ex Secretarios del Trabajo contra Marcelo Ebrard, contra Carlos Slim, contra Napoleón Gómez Urrutia, contra Martín Esparza; frente a la seriedad de los hermanos Vargas que salieron ayer por la mañana en conferencia de prensa a dar la cara, sin tratar de ocultar nombres, o de hacer descripciones vagas de sus acusados.
Felipe Chao, el vicepresidente de la empresa que dirigió la conferencia jamás evadió o censuró pregunta alguna de los medios de comunicación ahí presentes. No apuró a dos o tres cuestionamientos para salir del paso, ni acortó tiempos.
Ayer por la noche en el cuartel general de MVS no había decisión alguna de hacer una contrarreplica a Presidencia de la Republica. Los ataques frontales pronostican que la guerra apenas empieza, y Calderón juega contra el tiempo.
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