Hugo Páez
Desde la primera versión de la policía de Miguel Mancera, el rescate de Yolanda Cevallos Coppel estuvo rodeada de una atmósfera fétida, con historias fantásticas que trataban de ocultar errores evidentes.
La narración oficial del drama, que describía a un psicópata cambiando su ametralladora AK-47, con la que había combatido a la Fuerza Antisecuestro (FAS) y al Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI), para tomar una pistola, asesinar a Yolanda y posteriormente darse un tiro en la cabeza, parece sacada de un guión del cineasta Juan Orol.
Ayer se confirmaron los rumores y dudas que comentamos en este espacio: el operativo de rescate estuvo tan contaminado, que dejó huellas de ser planeado para consumar venganzas entre policías. El asesinato de Cevallos Coppel y de su victimario, Sergio Flores Caballero “El Iván”, fueron simples costos de guerra.
La otra tesis, habla de las absurdas competencias del gobierno de Marcelo Ebrard con el de Felipe Calderón, para ganar espacios en la contienda de intereses político - electorales. Esta versión de la historia habla de torpezas que acabaron con la vida de los comandantes José Antonio Moreno Sánchez y Julio Rincón Juárez, que derivó de inmediato en el asalto a tropel de la casa de seguridad, sin escatimar consideraciones.
La versión menos tenebrosa, la que habla de confusiones, podría justificar la muerte de los comandantes a manos de otros policías del operativo, sin embargo ¿si los comandantes murieron por el fuego amigo, sin dolo, por que no se reveló desde el primer momento? Ocultarlo por miedo no va a convencer a nadie.
Junto con la aparente puesta en escena de la resolución del caso de Fernando Martí, con la captura de la banda de “La Flor” que posteriormente quedó ridiculizada por la Secretaría de Seguridad Pública Federal, al capturar a los culpables confesos, son demasiadas confusiones las del procurador Miguel Mancera.
No solo se trata de culpar en falso y ocultar errores, se trata de que ponen en riesgo un elemento importantísimo en la procuración de justicia: la confianza de los ciudadanos para denunciar delitos.
Son demasiadas papas calientes las que mantienen a Marcelo Ebrard como malabarista, el problema del agua, la terrible crisis financiera que le suspende obras y le recorta presupuesto, sin embargo, las broncas de la procuraduría de Mancera le pega en un valor preciado: la credibilidad.
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