Hugo Páez
Cuatro semanas antes de la elección del 5 de julio, llegaron a Los Pinos datos irreversibles de lo que sería la derrota del PAN en todo el país. Previendo lo inevitable, seis meses antes Germán Martínez Cázares comentó a sus cercanos que si los resultados eran muy adversos, renunciaría el día 6 de julio, un día después del llamado día “D”.
La estrategia que incluía evitar el linchamiento era recargar los reflectores al próximo presidente del PAN, el salvador. El cálculo no falló, minutos después del anuncio empezaron las reacciones sobre el elegido que tomaría la estafeta.
En esos días de zozobra, el equipo del presidente Felipe Calderón afinó el plan B para enfrentar los datos negativos y evitar que el efecto provocara la reagrupación de la oposición interna, con la amenaza de apoderarse del partido. No dejó de sorprender la decisión de Martínez, aún con la advertencia.
Germán le preguntó a su amigo ¿porque Cesar Nava? Felipe Calderón le contestó que necesitaba a alguien de su confianza como él (Germán), y que los panistas inconformes entenderían el mensaje de que no iba a soltar el partido.
La turbulencia empezó y Germán Martínez rechazó la embajada de España, aseguró que le quitaría fuerza a su salida de facto, sin titubeos ni trueques. El líder saliente regresará a su despacho si no hay golpes de timón antes del próximo sábado y esperará a los cambios en el gabinete, que por razones de agenda, se darían hasta octubre, después de instalada la nueva legislatura federal y la Asamblea Legislativa que se moverá en un peligroso equilibrio de 30 diputados adeptos a López Obrador y otros 30 conformados por perredistas de Nueva Izquierda, PAN y PRI.
La urgente unión del PAN pende de hilos que esperan ser reforzados por Cesar Nava. Una inclusión solo de palabra, estaría cimentada sobre una estructura de naipes que no encontrará compromisos reales, esos que fomentaron en los comicios pasados el desinterés y el abandono de gobernadores y comités regionales del PAN, con las terribles consecuencias. Esta vez está en juego la presidencia de la república, una derrota quedaría registrada en la historia
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