Hugo Páez
El problema de justicia en México es que a menudo está bajo sospecha de ser utilizada con fines políticos.
Bajo esa perspectiva, y la magnitud de la la violencia y fuerza del cártel de Tláhuac, es muy probable que el trabajo de inteligencia de la Marina de Vidal Soberón, y algún otro organismo de la federación, como el CISEN o la PGR, usuarios del sistema de espionaje Pegasus, en sintonía con el gobierno central de Miguel Mancera Espinosa, tengan datos incriminatorios contra el delegado Rigoberto Salgado Vázquez de Morena y/o funcionarios.
No hay forma de pensar en la operación criminal, donde se implica a cientos de mototaxis, taxis, halcones, narcomenudistas, reded de extorsionadores, y todas las multifunciones que hacen las bandas del crimen organizado del tercer mundo, sin la complicidad de funcionarios de ese nivel.
Con esa probabilidad, y la historia de las filtraciones en la guerra electoral, que en el caso del 2018 inicia formalmente el 8 de septiembre, veremos audios y alguno que otro video para enlodar a morenistas, en relación con el cártel de Felipe de Jesús Pérez Luna “El Ojos”, y otras redes criminales.
La segunda gobernanza política, después de la presidencia de la república, es la Ciudad de México, y el avance de Morena en el proceso electoral del 2015 prendió la alerta de todos sus opositores, que harán todo lo necesario para impedir la conquista de Andrés Manuel López Obrador, al menos en la sede de los poderes federales, muy probablemente a través de Claudia Sheinbaum, la cabeza delegacional depositaria de todas las confianzas del líder de Morena.
De perder esa posición, el PRD quedará totalmente aniquilado, y el PAN y el PRI no tienen posibilidades reales en la capital de la república. En este juego de poderes, la CDMX es el territorio de mayor jerarquía estratégica de los nueve estados en disputa, ahora con su nueva estructura política constituyente.
Todo este recaudo de datos de meses de inteligencia, suscrita principalmente a intercepciones telefónicas, seguimientos de video, y testimoniales a partir de detenciones, estará bajo sospecha de un fin dudoso, además de acusar el uso político de las Fuerzas Federales, inclusive las militares, si vemos el aplazamiento de ataques contra el delegado de Tláhuac y López Obrador, al calendario del 2018.
Peor aún, con los récords de asesinatos dolosos en mayo y junio, según el SESNSP de Álvaro Vizcaíno Zamora, se demuestra la incompetencia del Gabinete de Seguridad de Miguel Osorio Chong en la lucha contra el crimen organizado, amén de la resistencia de Gobernación para separar a la Secretaría de Seguridad Pública, a petición de ONG´s y los organismos empresariales como la Coparmex.
Con estos golpes a cuenta gotas, apuntar a una delegación de Morena cuando el cártel del “Ojos” penetró en siete demarcaciones de la CDMX, es otro elemento de sospecha, que NO diluye la responsabilidad de Rigoberto Salgado.
En ese oportunismo esperado por la federación, por el PRD y por el gobierno de Mancera Espinosa, el coordinador parlamentario de Morena en la Asamblea Legislativa, César Cravioto Romero, exigió la revelación de información que vincule a proceso al delegado de Tláhuac, previendo el uso electoral.
Pero el silencio nervioso de Andrés Manuel y Yeidckol Polevnsky jugará en contra, tal como se mantuvo con Eva Cadena, y el recaudo de parte del sueldo de los trabajadores de Texcoco a Morena en la administración de Delfina Gómez álvarez, con repercusiones en la contienda electoral del Estado de México. Además el golpe a la imagen de Morena intentará debilitar la protesta de Delfina iniciada el fin de semana, hasta el plantón en palacio de gobierno mexiquense.
Hasta el momento no vemos a ningún funcionario de Tláhuac en la cárcel, como tampoco vimos a ninguno de la administración de Mario López Valdez en Sinaloa, por los dos resguardo de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, en Culiacán, Mazatlán y Los Mochis.
La parte más alta del crimen organizado, intocable.
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