Hugo Páez
Semanas antes de la Cumbre de la OEA en Cancún, la Secretaria General de Morena, Yeidckol Polevnsky, organizó un grupo de apoyo de Morena a la delegación que enviaría Nicolás Maduro a Cancún, encabezada por la Canciller Delcy Rodríguez, en previsión a la postura crítica de México, en voz de Luis Videgaray Caso, y de países afines.
Andrés Manuel López Obrador se mantendría al margen, en espera de concretar el triunfo de Delfina Gómez Álvarez en el Estado de México, pero no se dio.
Los amigos de Maduro en México serían una poderosa avanzada por la escandalosa salida de Venezuela de la OEA, programada para el 2019, y la fuerza de Morena una amenaza disuasiva frente al gobierno de Enrique Peña Nieto y el fracaso de Alfredo del Mazo Maza.
Sin embargo López Obrador falló el golpe mexiquense, y peor aún, se estima que la difusión de fotografías en redes sociales de Morena CDMX y Polevnsky, en maniobras de acercamiento con la embajadora de Venezuela, María Urbaneja Durant, pudieron contribuir a la derrota.
Ahora alegan inocencia, pero hay inocencias que provocan miedo.
En este escenario era de esperarse el escándalo de Delcy Rodríguez al inicio de los trabajos en Cancún, y el posterior retiro de la mesa, para bajarle la guardia a Videgaray y a Luis Almagro, presidente de la OEA, una maniobra muy cubana, típica medida preventiva y escandalosa de la canciller venezolana, con el propósito de victimizar y blindar a su vicecanciller Samuel Moncada, y a la embajadora Carmen Velásquez, bajo el argumento de presunta agresión verbal y ‘amenaza de golpes’ por parte de opositores al régimen de Maduro, al llegar al hotel Moon Palace.
Le quedan pocos amigos al sucesor de Hugo Chávez, ya que Nicaragua se mantendrá al margen.
La pareja más poderosa del país centroamericano, Daniel Ortega y Rosario Murillo, en deuda con Maduro, NO pueden violentar la relación con la OEA, factor vital para evitar la iniciativa de ley que condiciona los créditos y las inversiones a Nicaragua -Ley Nica Act-, por parte organismos financieros internacionales, en los que EUA y Donald Trump tienen poder de veto.
Para abonar a la crisis, el 8 de junio, una delegación de la Conferencia de Obispos de Venezuela encabezada por el Cardenal Jorge Urosa Savino, se reunió en el Vaticano con el Papa Francisco, en un acto de enorme simbolismo, para asestar un golpe al régimen chavista.
Anteriormente, el fuerte apoyo internacional a Chávez, y posteriormente a Maduro, que rayaba en ceguera absurda con la terrible situación de sus compatriotas, el director sinfónico Gustavo Dudamel, lanzó una fuerte crítica a Maduro el 4 de mayo, un día antes el joven violinista Armando Canizales del Sistema Nacional de Orquestas había sido masacrado en las calles de Altamira.
Dudamel sentenció: “Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador pero jamás violento… para que la democracia sea sana debe haber respeto y entendimiento verdadero” (La Teoría del Caos 6 mayo http://ow.ly/EYNE30cIpwC).
Nicolás Maduro pierde espacios, se queda solo, pero falta la posición firme de Luis Videgaray, como lo ha demostrado, sin cortapisas, en su justa dimensión con los horrores contra el pueblo venezolano.
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