Hugo Páez
Las ‘bestias criminales’, como calificó Salvador Cienfuegos Zepeda a los atacantes del convoy militar en Culiacán Sinaloa de paso por Badiraguato, es una muestra del sexenio de Mario López Valdez. Destacable el hecho, sin duda, pero apenas debajo de esa intensidad de violencia que caracteriza el estado.
Los ciudadanos viven la peor de las tragedias sociales en las adicciones, como el principal flagelo, de crecimiento exponencial en los últimos diez años, y en ese delirio que encadena el consumo de drogas, proliferan los asaltos y robos a casa habitación.
Sinaloa vive una organización paralela donde los Jefes de Plaza de los cárteles están desplazando a la autoridad.
Sinaloa vive una organización paralela donde los Jefes de Plaza de los cárteles están desplazando a la autoridad.
Un problema sórdido que deja Malova a Quirino Ordaz Coppel ya que los sinaloenses han optado por recurrir a la justicia de los ‘jefes de plaza’ por desconfianza e incapacidad de la autoridad. Como nunca las clínicas de rehabilitación, atestadas de jóvenes adictos al crack, proliferan sin lograr bajar las cifras del drama.
Sin embargo la violencia cruzó de nuevo los límites el viernes en la madrugada, pegó al Ejército, mostró el descontrol en la región y provocó la respuesta cliché y el lugar común de la autoridad que promete hacer justicia y llegar a las últimas consecuencias en la emboscada donde fueron abatidos cinco militares en Culiacán, seis de los cuales están gravemente heridos.
La declaración de una testigo de los hechos es dramática: “La gente se reía de los militares, se burlaban de ellos, les gritaban que chingaran a su madre, que eran delincuentes de las Fuerzas del Ejército… fueron más de 40 minutos, todo el tiempo gritos y burlas muy fuertes, parecía que traían micrófono en las camionetas, tal vez una hora de balacera y no llegaron refuerzos”, y la de un albañil que presenció el tiroteo a las 3:30 horas por el presunto rescate de Julio Ortiz Vega “El Kevin”. El testigo señala que hasta las 5:00 de la mañana llegaron las patrullas y ambulancias, según publica el periódico El Noroeste: “Parecía una zona de guerra con metralla y granadas… ya para qué, en la noche ni un cabrón hubo para hacerles el paro a los vatos”.
En lo que va del sexenio tres comandantes han pasado por la III Región, Militar, los generales: Moisés Melo García (2012 a enero del 2014), Emilio Zárate Landeros (ene 2014 a ene 2015) y actualmente Alfonso Duarte Múgica, quien se refirió a los posibles atacantes en la conferencia de prensa como “Los hijos del Chapo”, “El Guano”, “El Mochomito”, sin mencionar los nombres correctos. El general Salvador Cienfuegos debería exigir más precisión y formalidad.
Ninguno de los tres generales de la región que abarca Sinaloa y Durango detuvo a Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, su área de movilidad. En mazatlán fue capturado por elementos de la Secretaría de Marina de Vidal Soberón Sánz y en Los Mochis por la Policía Federal de Enrique Galindo Ceballos.
Y una muestra de falta de tacto, el sábado en la tarde, el general Secretario Salvador Cienfuegos Zepeda dejó esperando a los soldados heridos en el hospital militar regional de Mazatlán -seis muy graves-, como prometió en el homenaje de cuerpo presente a los cinco elementos caídos en el enfrentamiento el viernes en Culiacán. A las 15:15 horas viajó de la capital de Sinaloa directo a México. En el terreno al costado del nosocomio castrense se quedaron pintados los círculos blancos donde aterrizaría el helicóptero con el Secretario de la Defensa para dar un mensaje de alivio a las víctimas y familiares. El general no llegó...
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