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jueves, 28 de julio de 2016

No prende Ochoa Reza, un extraño en el PRI

Hugo Páez
   
Finalmente la farsa para cumplir el requisito partidista fue lo de menos, Enrique Ochoa Reza no encuentra la fórmula para evitar que lo vean como un extraño, y por lo tanto un improvisado, en una curia de códigos muy arraigados, aún cuando la disciplina funcione con precisión digital, como en ningún otro partido.
Es el equipo de un solo hombre.
Fue la respuesta de botepronto al fracaso del hombre con un gran equipo, con kilómetros de puentes tendidos en toda la estructura del PRI, amén de la paternidad sobre el Verde, los sobreentendidos con el Panal, en la oposición y en el gobierno federal.
Pero el 5 de junio paniqueó a Los Pinos y sorpresivamente presentó las condiciones a la guardia pretoriana del gabinete que “protege” a Enrique Peña Nieto de voces extrañas, para neutralizar a Manlio Fabio Beltrones y a cualquier otro santón que se le parezca.
Los generales del PRI rejuvenecidos a base de botox y silicón político no funcionaron. La tunda de Ricardo Anaya a Beltrones la noche del Día “D” fue el deja vu esperado por los asesores del primer priista del país para cambiar la ruta y capitán tricolor rumbo al 2018, y por supuesto limpiar de obstáculos la decisión del sucesor.
Pero Ochoa Reza no cuaja. Ayer la curia católica en la celebración cincuentenaria del Cardenal Norberto Rivera Carrera en la Basílica de Guadalupe y Plaza Mariana dudaron de un manejo adecuado de la iniciativa presidencial de los matrimonios igualitarios y adopción de infantes que influyó en las elecciones en algunos estados.
No fuimos los Obispos, fueron los files quienes decidieron castigar la iniciativa”, me comenta un importante Arzobispo, y agregó “...y faltan las modificaciones en programas escolares donde la cultura de diversidad sexual es obligatoria, eso tendrá peores consecuencias electorales”. Sonó a advertencia.
No hay forma de acelerar el mínimo añejamiento de la experiencia en la estructura partidista más amplia y compleja, NO es el candidato, es el capitán del barco que requiere el know how de la sala de máquinas, oficiales, maestre, contramaestre, caponeros, servicios y más.
NO es el caso de Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, presidentes de partido y precandidatos presidenciales.
NO es el caso de Alejandra Barrales, presidenta del partido y precandidata a Jefe de Gobierno de la CdMx.
La carencia de un liderazgo natural de partido dificulta la efectividad de sus movimientos que son observados por todos aquellos que se consideran desplazados y agraviados, y nadie lo quiere contrariar porque sería contrariar al presidente Peña Nieto, luego entonces no habrá crítica objetiva, alimentadora, habrá algunos consejos, nada más.
A Enrique Ochoa le urge revertir la percepción de gobierno y partido corruptos, así que tomó los papeles de la controversia constitucional contra el blindaje de Javier y César Duarte, y Roberto Borge, se dirigió al Senado con Emilio Gamboa Patrón para “presionar” acelerar el dictamen en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Imagine usted a Luis María Aguilar y sus ministros en cónclave porque el PRI necesita una chamba urgente.
Alguno podría recordar que cuatro días antes de la elección del 5 de junio el entonces Director de la CFE viajó a Chihuahua a una conferencia de prensa con tooodos los medios de comunicación para firmar con el gobernador César Duarte un super bajón del 70% del costo de energía eléctrica que beneficiaría a todo el electorado.
A ese gobernador ataca ahora. ¿En este vamos a depositar la confianza..? pensarán los propios priistas que ven la persecución a destiempo de sus gobernadores como un sacrificio a los dioses de las urnas.
   
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