Hugo Páez
Divertida la forma en que los presidentes de los partidos perdedores tratan de evitar a toda costa la imagen de derrota, cuando los números indican una realidad inocultable.
El caso más crítico, el de Carlos Navarrete Ruiz del PRD, es verdaderamente patético, explica el desastre en el Distrito Federal a partir sofismas que evocan del descontento social con los partidos políticos y la pluralidad.
Niega la realidad del plebiscito que reprobó a Miguel Mancera Espinosa como Jefe de Gobierno del DF y a su grupo político. Le aterra aceptar que los Chuchos y aliados fueron expulsado del paraíso de la izquierda por Andrés Manuel López Obrador, por cometer el pecado de cercanía con Enrique Peña Nieto, y de ahora en adelante la Meca ideológica se llama MORENA.
Las implicaciones son brutales. Con al menos cinco delegaciones y la mitad de la Asamblea Legislativa del DF, Andrés Manuel asegura un poderoso bunker en la contienda por la Jefatura del Gobierno y la Presidencia de la República en el 2018.
En la trinchera panista Gustavo Madero Muñoz trata de hacernos olvidar la promesa de victoria en cuatro gubernaturas, y a manera de trabalenguas, explica como triunfo los 17 diputados locales en el Congreso de Nuevo León que “doblarán” a Jaime Rodríguez “El Bronco”, y con extrañas cuentas demuestra que la baja en la Cámara de Diputados y en la Asamblea Legislativa del DF, son meros decimales, ningún entero.
A partir de hoy Madero será sometido a fuertes presiones para dejar la presidencia de Acción Nacional y evitar la coordinación del grupo parlamentario en San Lázaro. El partido es víctima de los enfrentamientos entre maderistas y calderonistas, nuevas opciones de esfuerzos individuales tendrán que surgir, los ganadores de votos deberán ser tomados en cuenta contra la burocracia de las plurinominales.
Al final del día la jornada electoral resultó en relativa calma, el estatus oxigena al gobierno de Enrique Peña Nieto y al partido de César Camacho Quiroz, que son la misma cosa, y por supuesto le ayuda a plantear al PRI “el por qué” no es perdedor.
Camacho se exculpa de la gran derrota en Nuevo León, Querétaro y Michoacán, más la disminución de la bancada en Diputados, con la tesis de la temida elección intermedia para cualquier gobierno en la federación. Además formula que gracias a la “generosidad” del Pacto por México existen las candidaturas independientes. Con ese razonamiento Jaime Rodríguez “El Bronco” y Manuel Clouthier Carrillo deberían hablarle para darle las gracias.
Lo cierto es que el 7 de junio dejó grandes proezas. El martes pasado escribí en este espacio titulado: Manuel Clouthier y El Bronco, el fenómeno democrático del 2015 (http://goo.gl/lZTodY).
Los dos abren brecha a la sociedad civil asqueada de los partidos. Demuestran que la fuerza individual está subestimada, sea cual sea el resultado futuro como gobernantes, y posiblemente veamos a Clouthier competir por la gubernatura de Sinaloa y a El Bronco por la presidencia de la república, por supuesto el regio dice ahora que no, al hijo del Maquío no le he preguntado, pero el triunfo contundente en el 5o Distrito de Diputado Federal en Culiacán lo hace gubernabile, será el único independiente en San Lázaro, con la voz que eso implica, y con la calidad moral de vencer lo que muchos ni siquiera se atrevieron a intentar.
En el calendario político se cierra la mitad del sexenio, el segundo trienio se caracteriza por la ausencia de ese amor entre adversarios que llevó al Pacto por México, por las prisas de los presidenciables, los golpes bajos, y por la guerra para tumbarle el perfil ganador al gobierno en turno.
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