Hugo Páez
Damos por un hecho que César Camacho Quiroz someterá su relevo como presidente del PRI a la decisión presidencial, opuesta a la tendencia democrática que vive el país y que dejó nuevas lecciones el 7 de junio.
En este sobreentendido, no imaginamos que el líder del partido designe a una Comisión Organizadora de la Elección Interna para emitir una convocatoria, donde seguramente veríamos el registro de Manlio Fabio Beltrones, Arturo Zamora Jiménez y posiblemente Alfonso Navarrete Prida.
El PRI tal vez sea el partido con menor riesgo de desprendimiento de candidatos independientes. Miguel Mancera Espinosa puso distancia del PRD ya que a pesar de que no milita, Carlos Navarrete Ruiz y Miguel Barbosa Huerta lo destaparon como “el candidato”.
De igual forma Margarita Zavala Gómez del Campo habla de la candidatura presidencial con o sin Acción Nacional, no así Manlio Fabio Beltrones, quien asegura jamás buscar Los Pinos sin su partido.
Morena y el PRI tienen la eficiencia de las instituciones menos democráticas, ya que la toma de decisiones no pasa por un traumático procesos que en algunos casos termina en enfrentamientos y escisiones. Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto decidirán al candidato para el 2018. En el primer caso es una autounsión, el segundo tiene autoridad única, fijará su método de selección y/o consulta, para al final del día dar la indicación.
En esta subcultura es casi imposible una elección democrática en el PRI y Morena. La tendencia a conservar las formas, el tabú y la imposición del líder, se considera un aglutinante de unión, una garantía de solidez y fuerza de la cofradía del partido, no obstante, la percepción y asertividad ciudadana evoluciona con celeridad pocas veces vista en los procesos electorales.
El fenómeno de Jaime Rodríguez “El Bronco” en Nuevo León, Manuel Clouthier Carrillo en Sinaloa y Pedro Kumamoto en Jalisco son datos duros de las brechas que abre la democracia, y habrá quien explique el salto por las condiciones socioeconómicas y educativas de los tres estados por encima de la media nacional, sin embargo, la evolución geométrica de la tecnología de la información en internet y redes sociales hablan de un maremagnum que podría abarcar a cien millones de mexicanos en el 2018 con tecnología móvil de banda ancha de alta velocidad. Esta es estimación solamente del consorcio de telecomunicaciones AT&T en base a la inversión programada de de 3 mil millones de dólares, habrá que sumar las otras telefónicas.
Las nuevas variables en juego obligan a repensar la efectividad de los procesos antidemocráticos al interior de los partidos. Serán parque en la ofensiva de sus adversarios, cualquier insaculado por unsión individual será fuertemente señalado y se enfrentará al refrescante libre albedrío que significan los independientes o los insaculados de procesos transparentes, democráticos y que sólo respondan a compromisos con los ciudadanos.
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