Hugo Páez
Antes de que la clepsidra derrame la última gota, dice Borges en Los Conjurados, veremos fluir las muestras de intolerancia, del boicot a los equilibrios que permiten el tránsito a una mejor sociedad.
Inconcebible en estos tiempos ver a un grupo de funcionarios encabezados por un alcalde municipal, de uno de los estados más progresistas, Sinaloa, que irrumpa en la redacción del periódico El Noroeste de Mazatlán con la insólita solicitud a la directora editorial Guillermina García de cesar a un periodista incómodo, molesto al ejercer su derecho de libertad de expresión: Ramón Eduardo Guevara, autor de la columna Punto Cardinal.
Estamos tan acostumbrados a la cultura de la ilegalidad, abusos de poder y autoritarismo, que navegamos en un océano de desenfado e indolencia, que en ocasiones nos sorprende con el hallazgo de una perla.
Hable la tarde de ayer con Nuria González Elizalde, Visitadora General de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa, me sorprendió el pleno conocimiento del caso, a partir de la información que se publicó el lunes en la columna Los Malosos y posteriormente de entrevistas realizadas con el periodista agraviado, su esposa Miriam, y la directora del Noroeste.
Nuria levantó una queja de oficio que fue ratificada por Ramón Guevara y Miriam, compañera de mil batallas sin tregua contra un cáncer que lo mantiene abatido en un hospital de Culiacán. Posteriormente notificó al alcalde de las medidas cautelares que debería tomar al ser acusado como una autoridad legalmente constituida.
La primera reacción del Secretario de Bonifacio Bustamante fue de rechazo, a las horas llegó la disculpa y la disposición para recibir el documento del cual se giró copia al Congreso del Estado y a la oficina de Derechos Humanos de la procuraduría estatal.
No tengo el gusto de conocer a Juan José Ríos Estavillo, presidente de la CEDH de Sinaloa, ni a Nuria más allá del teléfono, pero la reacción es gratificante y el trabajo profesional hasta el momento.
El ejercicio del poder requiere templanza, sabiduría, humildad, sin embargo, los mecanismos de acceso son tan burdos, carentes de filtros que profundicen en la condición humana, que la norma en todo el país es lo opuesto. No quiero recordar a “Layín” de San Blas Nayarit, ni a mamarrachos por el estilo.
Tenemos que caminar como sociedad demandante del respeto a los derechos humanos, las redes sociales son un gran aliado que requieren cordura y responsabilidad, un gran espacio de libertad de expresión, esa que trató de ser vulnerada en Ramón y obligó al organismo de derechos humanos a emitir las medidas cautelares al Ayuntamiento de Escuinapa que aquí enuncio a grosso modo:
1) Que se abstengan de generar cualquier acto de molestia o autoridad de la autoridad municipal de Escuinapa Sinaloa en perjucio de Ramón Eduardo Guevara y su familia. Todo acto deberá ser fundado en la legalidad 2) La autoridad municipal presidida por Bonifacio Bustamante debe garantizar la vida, integridad y seguridad del periodista 3) La autoridad municipal debe adoptar medidas para proteger los derechos de Ramón Eduardo Guevara 4) Que se identifiquen y apliquen los acuerdos suscritos por México en tribunales internacionales en materia del ejercicio de la Libertad de Expresión.
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