Hugo Páez
Más indignante que el contenido de la grabación de Lorenzo Córdova con Edmundo Jacobo, resulta la moral fragmentada de los partidos políticos que justifica la permanencia del presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), a partir de la sospecha de un complot para sacarlo del proceso electoral.
A esta moral mercantil no le interesa la xenofobia, la burla a un representante indígena en las oficinas de Córdova, que desde el distante confort de clase media alta, le parece culturalmente incomprensible, objeto de mofa y referencia al comic del Llanero Solitario y Toro, al que el autor originalmente llamó “Tonto”, pero fue descafeinado en la traducción latina, precisamente por indignante.
Igual de indignante resulta la posición del Conapred de Ricardo Bucio Mújica, quien, un mes atrás el 23 de abril presentó en el INE la “Guía para la Acción Pública: Elecciones sin Discriminación”, y en el bochorno de Lorenzo se dice impedido para investigarlo.
El reclamo-disculpa del titular del INE centra el argumento en la ilegalidad del espionaje telefónico, una realidad tan recurrente y al alcance, que forma parte de los cuidados cotidianos en los entes públicos.
Lorenzo bajó la guardia, se descuido sin notar que su interlocutor y Secretario Ejecutivo contenía respuestas y guardaba silencio, si acaso un “aja”, ante imprudente cotorreo del típico mirrey, denostando a los que considera inferiores, nacos, indios o jodidos.
Sin embargo el presidente del INE responde a exigencias de partidos de oposición que tratan de quitarle el registro al infame Partido Verde Ecologista Mexicano, o dañarlo por mañoso y ventajoso, hasta aniquilarlo. Leo el comentario del representante del PAN ante el INE, Francisco Gárate y resulta inmoral tapar una actitud estúpidamente discriminatoria, en aras salvaguardar los intereses de Acción Nacional: “Lo están tratando de intimidar como diciéndole, mira, tenemos esta grabación y como tenemos esta, tenemos otras”.
Lo mismo pasa con el representante de MORENA, Horacio Duarte: “No les gusta que haya sanciones, que no les gusta que se les moleste, y pues si son los afectados, ya se entiende el mensaje de parte de quién”.
La inescrupulosa tolerancia del fin justifica los medios es incapaz de entender que el soporte y legitimidad del más alto cargo del instituto electoral es la ética, la calidad moral que lo llevó a enfrentar al PVEM y a los intereses del PRI, pero ahora está totalmente aniquilada ya que la plática telefónica lo exhibió tal como es, no la fachada pública , no el discurso oficial, no el pontificado en el Consejo General del INE, sino lo que verdaderamente piensa Lorenzo Córdova Vianello.
No es razgadero de vestiduras, no es las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, como describe la plática con el representante indígena “Gran Jefe Chichimeca”, más bien es la Crónica de una Muerte Anunciada, de Gabriel García Márquez.
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