Hugo Páez
Como estrategia mediática a priori para enfrentar a la prensa internacional en el Reino Unido, las palabras de Enrique Peña Nieto al Financial Times resumen el verdadero mexican moment: incredulidad y desconfianza en el país.
Días antes Manlio Fabio Beltrones (PRI) destrabó los desacuerdos con Ricardo Anaya Cortés (PAN) y Miguel Alonso Raya (PRD) para sacar adelante la Ley Anticorrupción como parte del Sistema Nacional Anticorrupción que pretende fiscalizar los tres niveles de gobierno, sindicatos y empresas privadas.
La confianza es el motor silencioso en los países neoliberales, un estudioso en el tema, Fukuyama la define: Es la expectativa que surge en una comunidad con un comportamiento ordenado, honrado y de cooperación, basándose en normas compartidas por todos los miembros que la integran.
En México el 92% de las víctimas de delitos no denuncian por desconfianza en las autoridades, así lo reportó en el foro de la ONU el directivo del Instituto Nacional Estadística Geografía e Informática (INEGI) Adrián Franco. Por ejemplo, en el tema estamos peor que Bolivia (85%) y Ecuador (80%).
Es inevitable cuestionar si el gobierno federal estaría urgido por implementar un sistema anticorrupción de no salir a luz pública la información de la Casa Blanca y la de Ixtapan de la Sal de la familia Peña Rivera, y la de Malinalco de Luis Videgaray Caso, los tres casos como centro de la crisis de credibilidad y conflicto de intereses.
Sin importar el origen o el motivo, es una buena oportunidad para la oposición y organizaciones de la sociedad civil para exigir mecanismos efectivos anticorrupción, de transparencia y rendición de cuentas.
Sin embargo, la urgencia de Los Pinos no hace eco en el Gabinete ni en gobernadores. Enrique Peña Nieto anunció la publicación de su declaración patrimonial a detalle, más allá de lo que marca la ley, y casi nadie lo siguió ¿crisis de liderazgo moral..?
En esta ruta, el Jefe de Gobierno del DF Miguel Ángel Mancera Espinosa aprovechó el momento mediático y terminó en una simulación barata. De los gobernadores ni hablar, en la reunión de la CONAGO en Durango el miércoles fueron los primeros en reclamar -en corto por supuesto- la “dureza” de la pretendida Ley Anticorrupción que fiscalizará a detalle a los gobiernos estatales y municipales.
Repito, hay que aprovechar el momento para no agregarle la palabra “desesperanza” al país de la incredulidad y la desconfianza, ya que a partir de septiembre podríamos estar en manos de legisladores como La Corcholata, El Cuauh Blanco, Lagrimita… Ufff.
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