Hugo Páez
No hay forma de robo más cómoda que hacerlo al Estado.
Las las empresas privadas, comercios, servicios y ciudadanos, aun en niveles bajos, tienden a la denuncia, y no se diga cuando hay seguros de por medio. Como ejemplo, el robo de combustible, es un atraco en despoblado, las bandas especializadas le roban a todos los ciudadanos y a nadie, el daño es al patrimonio nacional, y solamente los eventos con siniestro de por medio son conocidos: ductos perforados incendiados, escape masivo de combustible, etcétera.
Pero ahora no se trata del patrimonio del Estado, la Reforma Energética cambió el estatus de lo que antes era paraestatal, por eso el ataque por extorsión del crimen organizado a Key Energy Services en Villahermosa Tabasco y en febrero a Global Water, son eventos terriblemente alarmantes en una etapa de atracción de inversiones, de demostrar que México califica como cualquier país de primer mundo.
El domingo del ataque a petrolera texana, el alcalde de Villahermosa Humberto de los Santos Bertruy, el Fiscal de Tabasco Fernando Valenzuela y el gobernador Arturo Núñez asumieron que ocultar o suavizar los hechos es parte de su trabajo, y los ciudadanos una comunidad de idiotas.
La realidad los rebasó, Valenzuela reconoció 72 horas después la extorsión contra Key Energy, y los ejecutivos del corporativo se armaron de valor para enviar al apoderado legal a presentar la denuncia de hechos.
Dos camiones cisterna y un tractocamión fueron destruidos el 22 de marzo, a Global Water le incendiaron cuatro pipas en febrero, todos bajo el terror del crimen organizado y la incapacidad de las fuerzas federales para garantizar seguridad a los corporativos con varios años de estancia en México ¿Que podrían esperar los nuevos inversionistas de la reforma estrella de Enrique peña Nieto..?
Hasta el momento la violencia más intensa se concentra en media docena de estados, con la reforma se espera un impacto territorial mucho mayor. Por ejemplo, la concesión de gasolineras implica instalaciones en todo el país, sin un plan de prevención de la extorsión serán presa fácil, y esa garantía recae en la autoridad local, en la Secretaría de Gobernación de Miguel Ángel Osorio Chong y el conglomerado de fuerzas coordinadas por el Comisionado de Seguridad Nacional Monte Alejandro Rubido y el de la Policía Federal Enrique Galindo Ceballos, con siete divisiones, la última, la Gendarmería creada exclusivamente para garantizar seguridad a los procesos productivos y ciclos de la economía territorial.
En todo esto es imperativo reconstruir la confianza para la denuncia. Key Energy no lo hizo durante la extorsión y rehusaba hacerlo después del ataque a sus instalaciones, Global Water guardó silencio dos meses atrás. En esa atmósfera no existen datos confiables para medir la magnitud del problema, una zona ciega que complica enormemente el diseño de la prevención del delito.
Pero no sólo se trata del crimen organizado. Los maestros de la CETEG, de la CNTE, de la Sección 22 de Oaxaca, grupos de fraude telefónico y cuotas “voluntarias” en casetas de peaje tomadas, son parte de la cultura de la extorsión inmersa en el país.
El ataque a Key Energy es una llamada de atención que exhibe la fragilidad de la seguridad pública y la urgencia de recuperar la confianza. Todos los actores de la Reforma Energética pusieron su parte, ahora falta la garantía del Estado de Derecho.
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