Hugo Páez
¿Qué sigue en la próxima marcha de apoyo al Chapo Guzmán..? Las policías armadas en la línea de contención es una fórmula que puede provocar una tragedia irresponsable. Espontáneos o no, la población, principalmente los jóvenes, pueden ser utilizados como carne de cañón en una acción provocadora.
Está la experiencia del Distrito Federal, las líneas de granaderos está libres de armas de fuego para evitar una tragedia en la que el gobierno resulte el represor a hierro y fuego.
El domingo en Culiacán un policía trató de dispersar a los manifestantes con balazos al aire. Cuidado, la red de protección de la delincuencia organizada contamina a los tres niveles de policías, una acción con el propósito de desestabilizar puede venir de la propia policía.
El fenómeno sociológico que vive el centro de Sinaloa es signo de decadencia, aun cuando evidentemente existen organizadores en la sombra, hay elementos espontáneos, nadie arriesga el rostro como lo hicieron jóvenes, mujeres y hombres solamente por quinientos pesos.
Hasta el momento la red de complicidades políticas permanece intacta. El Chapo no es el cártel, es solo parte de la estructura que sigue operando y seguramente ya está en otras manos, en otro Chapo, o mandos intermedios mientras se define un liderazgo. Desde esa perspectiva es absurdo que los herederos de la estructura delincuencial promuevan marchas de apoyo que no llegarán a buen puerto ¿Acaso alguien piensa que las protestas revertirán una posible extradición a los Estados Unidos o su liberación..? La impotencia de un gran sector de la población que vivía de esa economía subterránea, como lo indica el número de manifestantes, puede explicarlo. Será cuestión de tiempo para calmar ánimos, pero las policías no pueden reaccionar como lo hicieron el domingo con detonaciones al aire y un saldo de más de doscientos detenidos, la mayoría de los cuales fueron liberados al día siguiente.
Mario López Valdez desestimó la convocatoria del miércoles 26 de febrero, rebasó sus expectativas y seguramente se propuso evitar la repetición de la reacción masiva de la población a favor de Guzmán Loera, también carga con la vergüenza de tenerlo en su estado hasta el 22 de febrero, con una soltura directamente proporcional a la protección de las autoridades de seguridad pública de los tres niveles de gobierno, y, también hay que decirlo, de la población.
Pero el gobernador no puede repetir la faena contra los periodistas agredidos por las policías en Culiacán y Badiraguato, tampoco reaccionar con violencia contra la población en una protesta que, por más inmoral que sea, no la convierte en ilegal. De hecho las marchas en el Distrito Federal son mucho más provocadoras, pero en estas latitudes hay experiencia de sobra, y también paciencia que llega a ser desmedida.
¿Qué va a hacer Malova en la próxima marcha a favor del Chapo..? Es difícil pronosticarlo, pero lo que no puede hacer es mezclar ingredientes que arriesguen a una masacre. Paciencia es la clave, y cero armas de fuego en la línea de contacto con los manifestantes.
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