Hugo Páez
Un insulto a la inteligencia el
oportunismo de Graco Ramírez ante la inminente ejecución de Edgar Tamayo Arias,
asesino confeso de un policía en Estados Unidos, 20 años atrás.
Consulto a Manuel Pérez Cárdenas, ex
Cónsul General de México en Houston. El ex funcionario conoce el caso a
detalle, platicó con Tamayo en prisión al menos seis veces y fue factor
decisivo para la liberación de Ricardo Aldape Guerra en 1997.
De no ocurrir un milagro
de última hora, Edgar será ejecutado con una inyección letal el 22 de enero en
Huntsville, el próximo miércoles. La justicia norteamericana expone castigos
ejemplares, salvajes para la mayoría de las naciones, los hijos y la esposa del
policía asesinado estarán presentes en la sala de ejecuciones. En el largo
proceso no aparecieron los “paladines políticos de la justicia” que ahora
lucran con Edgar Tamayo, saben que llegó al punto de no retorno donde las instancias se
agotaron y alientan sin pudor alguno falsas expectativas. Otros asumen lo
inminente, es el caso de la cónsul de México en Austin, Rosalba Ojeda y
Cardenas: “Texas no perdonará a Tamayo”.
Graco sentenció el martes en una
conferencia de prensa: "Texas se consolida como una ínsula del racismo y
el autoritarismo", agrega: "El gobierno
mexicano, a pesar de todos los esfuerzos hechos no ha logrado que el (gobierno
del) estado de Texas cumpla con las convenciones internacionales que garantizan
el debido proceso de un detenido por un Estado extranjero".
Monumental la
manipulación del gobernador de Morelos, no hablamos de la duda moral sobre la
pena de muerte, esa es otra historia en la que un gran número de mexicanos
pidieron implementarla en nuestro país, en los momentos mas críticos del secuestro
y la muerte de víctimas. No, hablamos de las leyes de Estados Unidos, de una
solución del Supremo Tribunal que permitió su reinstauración en 1976 como una
ley estatal para los estados dispuestos a adoptarla, Texas fue uno de la
mayoría que lo hicieron.
Pregunto a Pérez
Cárdenas si ve algún elemento de racismo en las ejecuciones de latinos, de
mexicanos en específico. La respuesta se basa en números duros: en promedio mas
del 60% de los ejecutados son norteamericanos blancos anglosajones, un 20%
negros, cerca del 11% de "hispanics" o latinos, y el resto de asiáticos.
Texas es el estado con más ejecuciones en la Unión Americana con procesos
largos y laboriosamente revisados por años, el de Tamayo es el mas extenso que
presenció Pérez Cárdenas. El ex cónsul en Houston acompañó a Ricardo Aldape
Guerra a su regreso a Monterrey Nuevo León, sin embargo tres meses después fue
ejecutado Irineo Tristán Montoya por el asesinato de un hombre a puñaladas. Extraño
es no escuchar ruido con los centenares de ejecuciones de norteamericanos
anglosajones, no tienen la defensa mediática de los extranjeros.
Hablo con Louis
Escareño sobre el caso Tamayo, fungió como Special Assistant Attonery General
of Texas (Asistente Especial del Procurador General) y me comenta que el estado
tiene una "vara muy alta para condenar a alguien a la pena de
muerte", además existe un amplio grupo de abogados para los acusados como
elemento garante de justicia. El temor a equivocarse es brutal, lo que deriva
en procesos muy largos y costos hasta agotar cualquier duda. Aunque en lo
personal no creo en la infalibilidad.
Ayer mismo la Comisión
Permanente del Congreso de la Unión de México en voz de la senadora Lisbeth
Hernández Lecona exhortó al gobierno de Texas a postergar la ejecución de
Edgar. El gobernador Rick Perry puede hacerlo por una sola vez y por un periodo
máximo de un mes, siempre y cuando le muestren de última hora nuevos elementos
que prueben la inocencia del culpado. De existir esos elementos no habría
motivo alguno para esperar el plazo del gobernador. El oportunismo político es
evidente.
Pero Graco Ramírez agrega a la
calificación de "racista" un elemento de duda que habrá que analizar
en razón de las leyes de Estados Unidos. La violación al debido proceso, esa
que logró en México la liberación de la secuestradora Florence Cassez
sentenciada a 60 años de prisión. No fue declarada inocente, fue liberada por la Suprema Corte. Pues resulta que la firma
de acuerdos internacionales hecha por el gobierno norteamericano es opcional
para los estados y ni el presidente Barak Obama puede obligar a Rick Perry a
cumplir el Tratado de la Convención de Viena Sobre Relaciones
Consulares. En su artículo 36 establece el derecho de todo extranjero que al
ser detenido sea asistido.
En la detención de Edgar Montoya no se dio parte al
consulado de México, sin embargo históricamente Texas nunca ha reconocido el
tratado, no solo eso, una resolución de la
Suprema Corte de EU falló a favor de Texas porque no existe una ley
reglamentaria que norme el tratado, por lo tanto, la
Corte argumenta que el tratado internacional no es aplicable.
Brutal el destino de Edgar Tamayo. Terrible y salvaje el
puro concepto de la pena de muerte que no entendemos de este lado del Río
Bravo, que no tendríamos por que entender. El mexicano ejerció su defensa por
años y nunca escuchó el “ímpetu” de los políticos nacionales que ahora claman
por su defensa, claro, de última hora, donde el caso es el tema en todos los
medios de comunicación. En la soledad de su lucha y la de su familia los
gritones de hoy estuvieron ausentes, tan inmorales como el tamaño de
reflectores que pretenden ganar con falsas expectativas, y de suceder un
milagro, nada tendría que ver con sus lamentos.
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