Hugo Páez
Reaparece
Josefina Vázquez Mota en el punto mas crítico de la relación del PAN – PRI -
Peña Nieto, y a unas horas del 60 aniversario del Sufragio de la Mujer.
Fue la única
candidata femenina de los cuatro contendientes a la Presidencia de la
República, abre el telón en el momento oportuno en que Enrique Peña Nieto
propone legislar la equidad de la mujer en el Congreso.
Pero ninguno
de estos blancos están en la mira de esta Diana. Son factores muy oportunos
para derrotar a Gustavo Madero en la contienda por la presidencia del partido,
y de paso arrebatarle la bandera de “verdadera oposición” a Ernesto Cordero
Arroyo, un viejo cliente, apabullado en otras batallas.
Josefina tiene
todo para demostrar que Gustavo Madero se equivocó en los acuerdos con el
gobierno de Peña Nieto, que es utilizado con una infidelidad escandalosa por el
Macho Alfa del Pacto por México: el PRI. Lo hará ver abnegado,
colaboracionista, o en el mejor de los casos demasiado generoso.
Gustavo Madero
es el rival más fuerte.
Lo dejó
crecer, repasar una y otra vez a la militancia en todos los estados, aceitar la
estructura del partido, consolidar los recursos, afianzar a sus grupos
parlamentarios, atraer a los gobernadores de Acción Nacional, en fin, preparar
todo para reelegirse. Y esa distancia es enorme.
Será un juego
de niños arrebatarle la bandera oposicionista a Ernesto Cordero, cuyo lema es
“No al entreguismo”, sobre todo porque el grupo que representa el ex Secretario
de Hacienda, el de Felipe Calderón, entregó Los Pinos al PRI y la dejaron sola
en la campaña presidencial.
Por mas
esfuerzo que hagan, nadie cree que los corderistas sean una corriente que se diferencia del calderonismo, demostraron una y otra
vez ser el medio del ex presidente para intentar apoderarse del partido, como
lo hizo los seis años de su administración provocando gran indignación en la
curia de Acción Nacional a la que menospreció siempre.
Josefina
y Gustavo Madero podrán refrescar los años en que Felipe Calderón designó como
candidatos únicos a la presidencia del PAN a Germán Martínez y Cesar Nava.
Desde
el 2006 era un secreto a voces que los dos alfiles se alternarían el partido
para los intereses del grupo, ese grupo que en realidad era de un solo hombre,
que terminó proscribiendo a sus amigos. Literalmente las echó de Los Pinos.
Ahí está Max
Cortazar con sus historias, también las de Nava y de Germán, este último en el
clímax del servilismo fue a presentarle la renuncia a la dirigencia del PAN un
día después de la derrota del 2009, antes de hacerlo en el CEN del partido.
Eso
representa Cordero Arroyo. Tal vez el mas perjudicado con el retorno de Vázquez
Mota.
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