Hugo Páez
Embestido en
la figura de su padre Lázaro, el PRD esperó de Cuahutémoc Cárdenas la fuerza
para derribar la propuesta Energética de Enrique Peña Nieto, no fue así.
El mismo PRI se obligó a un cambio
de discurso en la Comisión Política Permanente del PRI el domingo, distante del
argumento cardenista del Presidente un lunes antes en Los Pinos. Pero al final el
discurso en el Monumento a la Revolución resultó desangelado y sin la fuerza
dialéctica esperada.
La estrategia
presidencial del lunes 12 de agosto fue abandonada el 18 de agosto por la
cúpula tricolor que reunió a todos sus gobernadores, legisladores, líderes y
miembros del CEN.
No hubo
elogios al legado del ex presidente que expropió la industria petrolera por
parte de Cesar Camacho, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, tal vez
previendo lo difícil que sería sostener la justificación de la propuesta frente
al discurso de Cuahutémoc Cárdenas Solórzano un día después, soportado en una
lógica sencilla que soltó desde viernes anterior: ¿Por que hacer modificaciones
constitucionales al 27 y 28 si se respeta palabra por palabra a Cárdenas del
Río..?
En la
disección del pensamiento cardenista esta la clave que justifica el discurso de
Enrique Peña Nieto, pero en la arena mediática se infló la figura del padre de
la voz cantante del PRD, y siempre habrá espacios para sembrar dudas en un tema
tan complejo que la opinión pública tiende a rechazar por inercia.
Lo
que se vio en Los Pinos no fue sustancia en el auditorio Plutarco Elías Calles
el domingo, con la suerte de que fue mal aprovechado por el ex gobernador de
Michoacán en el Monumento a la Revolución frente a la curia perredista. Falló
la contundencia y extrañó el anuncio de un lejano referendum en el 2015, con el
propósito, creo yo, de convertir la elección intermedia de la Cámara de
Diputados en un referéndum contra el PRI, “saqueador” del petróleo.
Mientras tanto, habrá una consulta
utilitaria para fines mediáticos, aun cuando el Secretario de Gobernación
Miguel Ángel Osorio Chong le reste efectos legales.
El
razonamiento de Cárdenas es simple, y aun cuando la simpleza no garantiza
validez, tiene la virtud de la fácil explicación. En esos términos básicos
rechaza la modificación al artículo 27 y 28, para hacer un planteamiento que
supuestamente llega al mismo objetivo de Peña Nieto, pero “este si”, sin
violentar la Constitución, a la que se le da el trato de libro sagrado cuando
conviene, y de marmotreto anacrónico cuando estorba.
Cimentar la
propuesta del Ejecutivo que “hizo suya el PRI” el domingo, en una posición que
tuvo validez, valentía y fuerza en 1938 fue demasiado arriesgado, pero Cárdenas
Solórzano resultó pólvora mojada, y el mitin de Andrés Manuel López Obrador en
el Zócalo quedó tan a la distancia, dentro de 18 días, que los ánimos,
susceptibles de cualquier distracción, seguramente estarán en otro lado.
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