Hugo Páez
Difícil de
imaginar, un año atrás, la carnicería del PAN. A Enrique Peña Nieto paseando al
lado de Barack Obama en el Reino Unido con los primeros hombres del grupo de
los ocho países mas industrializados, en franca conversación.
A Josefina Vázquez Mota apenas
asomando el rostro en campañas de provincia, esquivando el lodo de sus
correligionarios. A Gabriel Quadri tirado en un sofá con Kiko Vega, el
candidato panista de Baja California, alejado de la imagen de la dueña del
PANAL Elba Esther Gordillo tras las rejas, y a su sucesor Juan Díaz en cómoda
docilidad en Los Pinos.
A un año de la elección
presidencial, Andrés Manuel López Obrador caza los tropiezos de Peña y espera
con paciencia la bandera anti Reforma Energética, para darle motivos a la lucha
de MORENA.
Mas difícil
imaginar la imagen del 2 de diciembre con Jesús Zambrano, Gustavo Madero,
Cristina Díaz y Enrique Peña Nieto, mano a mano en la firma del Pacto por
México.
Mientras
Felipe Calderón Hinojosa descansa en su refugio de Harvard, con esporádicas
apariciones, como la de ayer en La Paz Baja California y la nostalgia reflejada
en los 140 caracteres de Twitter que delatan una mezcla de nostalgia y fracaso
al ver sepultados dos de sus grandes proyectos: la lucha contra el crimen
organizado y la continuidad de su partido en la Presidencia de la República.
En un año se
extinguió la intensidad de Hugo Chávez y decayó el ánimo en los países del
ALBA. En Cuba los hermanos Castro no pueden sacudirse la pesadumbre y las
naciones beneficiadas por el subsidio venezolano ven un futuro incierto con
Nicolás Maduro que resultó una versión hueca del líder bolivariano.
En este ciclo
del planeta alrededor del sol, un Papa renunció en mas de 500 años y por primera
vez en la historia del cristianismo un Latinoamericano asume la Silla de San
Pedro para iniciar la revolución, con un jesuita al frente: Jorge Bergoglio convertido
en Francisco sumando a Joseph Ratzinger para cambiar la historia del Vaticano,
a cuatro manos, infestado de corrupción y brutales abusos.
A un año el
PRI se olvida del carro completo en su primera elección después del retorno,
con un objetivo mayor: mantener la prioridad en el Pacto por México que
materializa las Reformas imposibles para Vicente Fox y Felipe Calderón.
A doce meses
de distancia, el PRD quedó mutilado por MORENA y tendrá que definir su futuro por
la libre, o bajo el yugo de Andrés Manuel López Obrador. En este lapso, el PRI
se olvidó de la sana distancia y corona formalmente a su presidente como la
máxima autoridad en el Consejo Político Nacional del partido. El mando
absoluto, no hay otra interpretación.
Es el año en
que el PAN sigue explorando los límites del deterioro enfrascado en una
encarnizada lucha por el control del partido, y el uso de su tercera fuerza
política. En ese lapso, el presidente que sacó al PRI de Los Pinos, Vicente
Fox, terminó como un entusiasta matraquero de su principal opositor, y Manuel
Espino, el presidente del partido que acompañó a Felipe Calderón a Los Pinos,
construye su propia fuerza política.
A casi 365
días del cambio de poderes, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal abre
espacios legales para el vandalismo y la protesta violenta, esa que también
espera.
A un año del 1
de julio del 2012, la secuestradora Florence Cassez fue puesta en libertad por
una Suprema Corte brutalmente criticada, y presenciamos con horror una
sospechosa explosión en las oficinas de PEMEX. Y estamos empezando.
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