Hugo Páez
Mas allá de la hora de la verdad en las dos Cámaras legislativas, esto es, el momento de la votación en Comisiones y en el Pleno, Beltrones empequeñece a sus adversarios, aun cuando defiende la posición mas vulnerable en la Reforma Laboral: la defensa del stablisment en los sindicatos que utilizan recursos públicos.
Inclusive los organismos de transparencia como el IFAI de Jacqueline Peschard exigen transparencia y auditorías en los gremios.
Manlio Fabio Beltrones gana espacios en los medios, es certero en razonamientos totalmente debatibles, y a veces tiene que recurrir al lenguaje simplista para explicar lo que Javier Lozano y Alejandra Barrales tratan de tumbar con calificativos.
Y ni se diga de Ernesto Cordero Arroyo, tiene tantos ánimos de presidir el Senado como en los primeros días en que Felipe Calderón lo empujó a la precandidatura contra Josefina Vázquez Mota, en que sus allegados casi lo llevan a rastras a eventos y entrevistas.
La Reforma regreso a San Lázaro para formar parte de la agenda política de Beltrones, no al revés. Al cuantificar a los interesados en mantener el status sindical, versus el resto de la población, la posición del coordinador de los priistas es claramente indefendible. No hablamos de minorías exigiendo derechos humanos, hablamos de la exigencia obligatoria de mecanismo para rastrear cada peso de los recursos públicos, y otro de transparencia en la designación de las directivas.
¿Quién puede estar contra de eso..? Nadie, sin embargo, Manlio les impone agenda, les gana la partida, se adelanta en el discurso, y sabe en que momento es el foco de los medios de comunicación.
Si camina como precandidato, habla como precandidato y parece precandidato, entonces, es precandidato contra los vientos que tratan de descalificarlo por sus 60, mas 6 años que tendrá en el 2018.
Los que tratan de verlo fuera olvidan la inexperiencia de la cortaedad, son incapaces de reflexionar que parte de las reformas que estamos viviendo se construyen a partir de redefinir funciones antes limitadas por la edad, pero que ahora rompieron esas barreras gracias a los avances científicos y la nueva sociología de salud pública.
Nadie recuerda a los presidentes de la Comisión del Trabajo y Previsión Social. En el Senado Emilio Gamboa desdibujó a Ernesto Gándara Camou, en San Lázaro Beltrones hace olvidar a Carlos Aceves y del Olmo, los dos priistas, los dos con una jetatura enorme que les resta importancia como interlocutores del PAN y PRD.
Como dice Beltrones, como dice Gamboa, Cordero, Lozano, Barbosa y la propia Barrales: habrá Reforma Laboral. Seguramente, pero de entrada le borraron lo preferente, le cambiaron el calendario y apagaron el triunfalismo de Javier Lozano y la bancada del PAN.
Nadar con tiburones le cuesta sangre a Ernesto Cordero. El mes restante en que su amigo entregará la banda presidencial es un periodo de gracia que le conceden cordialmente, pero que también revisan en el reloj de arena sus correligionarios que esperan la rendición de cuentas del calderonismo en la derrota histórica del PAN.
La reforma laboral cayó en terrenos de Manlio Fabio Beltrones, experto en el manejo del timing político, si quiere la sacará hoy, o cuando el presidente convertido en Felipe la vea por la tele.
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