Hugo Páez
Con una sentencia, Flor Pedraza describió lo que a su parecer habían construido los ex presidentes del PAN capitalino en el actuar de sus funciones: “Todos fueron unos Virreyes en su gestión”, aseguró la diputada federal el viernes en la reunión cupular para definir los destinos de la dirigencia regional, que según los estatutos debe renovarse a corto plazo.
En la opinión de militantes albiazules, el interino de Obdulio Ávila Mayo, Juan Dueñas, cumplió órdenes de Mariana Gómez del Campo y de Jorge Romero; el interino se limitó a hacer el menos ruido posible, sin embargo se llevó la peor de las derrotas de Acción Nacional en la capital de la República.
Incapaz de cuestionar la imposición desde Los Pinos de Isabel Miranda de Wallace como candidata a Jefe de Gobierno, dejando en el camino a militantes de la talla de José Luis Luege, Demetrio Sodi, Gabriela Cuevas y la propia Gómez del Campo; Juan Dueñas se concentró en la mediocridad de la burocracia partidista.
Esos fueron los ingredientes del estrepitoso fracaso, y al parecer el grupo en el poder trata de mantener intactos sus intereses, como cualquier grupo políticos en cualquier partido.
Los que pretenden romper la inercia, como Obdulio Ávila, Federico Döring, Carlos Gelista, Santiago Creel y Agustín Castilla, entre otros, aseguran que parte de la solución es nombrar una comisión que vaya a fondo del desastre antes de convocar a elecciones para renovar la dirigencia.
Pero los inconformes se inconforman haciendo un tímido berrinche a las manos que mecen la cuna de Juan Dueñas, y el único que se atreve a revelar sus nombres de frente es Carlos Gelista: Mariana Gómez del Campo y Jorge Romero, que parecen ganar la partida y lograrán, en acuerdo con Gustavo Madero y Cecilia Romero, renovar la dirigencia con un Consejo a modo, y un padrón amañado, que para efectos electorales este último no significa nada, pero es el punto de origen de los Consejeros.
No existen límites para el deterioro.
El hecho de que el PAN fuese incapaz de mantener el poder presidencial mas allá de 12 años, y de que el fracaso chilango estará escrito en la historia, no los hace mas rudos, mas demandantes, o mas acertivos.
Los que se atrevieron a enfrentar desde inicios del sexenio los modos de Felipe Calderón están denostados, o fuera del partido, como Manuel Espino Barrientos. A este lo dejaron solo y ahora se dan cuenta demasiado tarde que son igualmente víctimas. Algunos de esos inconformes se conformarán con migajas, por cierto muy pocas.
Me toco presenciar la persecución contra Flor Pedraza, días antes de vencer el plazo para los cambios en la lista de diputados plurinominales registrados ante el IFE.
Nadie pudo doblarla para cederle la posición a Paty Flores Elizondo, en ese entonces ya Ex Jefa. Ignoro si su mentor político Obdulio Ávila se lo pidió desde la Subsecretaría de Gobernación, pero me enteré que Gustavo Madero y en Los Pinos apretaron hasta obligarla al autoexilio unos días para pasar la prueba. La pasó.
Ahora me dicen que el viernes en la reunión de la cúpula reventó contra los inconformes; les llamó ex funcionarios sin chamba, que pretenden quedarse con el partido.
No hay que confundirse, en esto no hay buenos ni malos, están los interesados en que las cosas permanezcan igual que en todo el sexenio -el peor de las caídas en la historia de Acción Nacional-, y los que tratan de cambiarlas, que sería lo mas lógico después del desastre.
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