Hasta ayer por
la noche, el equipo de Josefina Vázquez Mota estaba decidido a que no se
presentara en el debate que organizó Carmen Aristegui en MVS, a pesar de que la
periodista decía horas antes que seguía esperando una respuesta de la candidata
presidencial del PAN.
Dejando a un
lado la importancia de los debates como información irrenunciable para los
electores, la estrategia de Vázquez Mota es correcta, al evitar meterse en una
pelea por el segundo lugar, que, según las encuestas públicas, tiene amarrado.
Pero a la
vista Josefina y Andrés Manuel López Obrador no tienen mas que los debates
organizados por el IFE, y tendrán que ser muy efectivos para derrotar a Enrique
Peña Nieto, y esperar a ver si el impacto se refleja en las encuestas, que por
lo regular no va mas allá de tres o cuatro puntos.
Carmen
organizó bajo esa premisa de transparencia, de confrontación de ideas, sin
embargo ocurrió lo esperado, el candidato puntero Enrique Peña Nieto no
arriesgaría mas del compromiso de los candidatos presidenciales con el
Instituto Federal Electoral: dos debates bajo normas acordadas.
Todavía ayer
por la tarde la periodista no desistía, seguía esperando una respuesta de
Vázquez Mota, ya que con su presencia habría debate con López Obrador y Gabriel
Quadri.
Josefina no se
arriesga a un golpeteo en donde sería el enemigo a vencer, ya que las encuestas
en algún momento dieron a probar el segundo lugar al candidato de las
izquierdas, y a pesar de que la panista regresó en los últimos días a esa
segunda posición, a López Obrador le bastaría publicitarse como vencedor, para
sumar esos pocos puntos que los separan.
El otro
inconveniente del debate de Aristegui con tres candidatos es que revelarían a
Peña Nieto las armas y el potencial de sus contrincantes en el ring. Cualquier
jugador sabe que la información del contrario es vital en la preparación de la
defensa, y esa está tan cerca como el 6 de mayo, día del primer encuentro
acordado con el IFE.
Difícilmente
los enfrentados podrían guardar los ases bajo la manga a la hora que tengan que
verse las caras con el candidato del PRI. Solamente la información que
pretendan revelar de él, pero la de ellos estará desnuda, incluso sus
movimientos, revires, ataques, propuestas, tono de voz, información gestual,
etcétera.
No imagino que
el solo hecho de exhibir a Enrique Peña Nieto como temeroso de los debates fuera
motivo de un pleito alteno, de hecho el condicionante de Josefina siempre fue
la asistencia del priista, y en esas ausencias importantes, López Obrador se
vería ridículo y arriesgado al intercambiar golpes con el candidato del PANAL,
Gabriel Quadri, quien para hundirse mas en el sótano de las encuestas fue
ninguneado por la dueña del partido Elba Esther Gordillo y su yerno candidato a
senador.
Si hoy no hay
debate en buena parte se lo debe Aristegui al IFE, la sobrerregulación de los
dos acordados le acomoda muy bien a los punteros, y pone en bandeja de plata el
pretexto para decir no, aun cuando los electores, esos que tenemos el derecho a
poner a todo tipo de prueba a los que pretenden gobernarnos, seamos los mas
afectados.
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