Hugo Páez
Comprometedora la grabación de la delegada del Intituto Nacional de Migración en Puebla, en la que ofrece dinero a cambio de votos a favor de Ernesto Cordero Arroyo.
Terrible porque involucra a una Secretaría llena de panistas, encabezada por Alejandro Poiré, quien parece ignorar que la acción de la funcionaria constituye un delito electoral, aun cuando el INM trató de deslindarse, sin negar la identidad de la promotora.
Brutal para Cordero quien ayer se hizo bolas con los nombres de Felipe Calderón y Vicente Fox, al llamarlo "Vicente Calderón".
De nuevo Cordero mató su propia nota, como le ocurrió al criticar el dislate de Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En esa ocasión, al tratar de hacer escarnio de la ignorancia del precandidato del PRI, también se equivoco con el autor de la Isla de la Pasión, se lo atribuyó a Isabel Restrepo cuando el nombre es Laura.
Todo para el anecdotario; la política mutó en una comedia de errores donde el ciber-espectador grita a sus actores a través del twiiter y Facebook. Vicente Calderón se convirtió en un tópico para alimentar la parte lúdica de un público al que le vale madre la sustancia, la amenaza de división de dos de los precandidatos, y el gran temor inherente en Josefina Vázquez Mota y Ernesto Corro a romper los monopolios, principalmente los de los medios de comunicación; vaya, ni el proponente del tema, Santiago Creel Miranda, nombró a Televisa o TV Azteca, aun cuando ha sido víctima de sus ataques y el veto televisivo.
Eludieron el tema por conveniencia. A estas alturas de la precampaña, y en vísperas de la campaña oficial, no piensan echarse encima a los concesionarios que tienen cautivos al 80% de los electores, si no es que al 100% de los que hacen efectivo el voto.
Pero en el fondo Acción Nacional cumple objetivos, entre ellos: transparentar su proceso interno, que deberá llegar a buen puerto el 5 de febrero para mostrarse como el partido mas demócrata, y rebotar la marca PAN en los medios de comunicación, con la urgencia de un partido que se ubica en las encuestas en un difícil -y nada cercano- segundo lugar, con el peligro de bajar al tercero.
A Cordero le quedan minutos para acelerar el paso; de sentirse seguro, no estaría apurando a otros debates informales en medios de comunicación. El miércoles Carmen Aristegui le puso el cascabel al gato y los invitó a enfrentarse en los micrófonos de MVS; Ernesto se dijo dispuesto a encarar de nuevo a Josefina, no sin perder la oportunidad de darle un llegue al adelantar que a la “candidata no le gusta debatir”.
La legisladora con licencia por el contrario, tiene todo para perder, por eso permanece tranquila, dejando que el tic tac de reloj nerviosos a sus adversarios. A 72 horas del día “D”, muy poco hay por hacer, los corderistas y la parte de calderonistas que apoyan a Ernesto no pudieron convencer a la opinión pública de un triunfo legitimado, sin sospechas de que el partido que combatió las mapachadas –de hecho ahí se acuñó el nombre-, las use a nivel doméstico para imponer intereses de grupo.
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