Hugo Páez
¿Encargaría Felipe Calderón a Roberto Gil Zuarth ser su vocero de facto, después de dejar Los Pinos para buscar un escaño en el Senado..?
Porque en la entrevista que dio al periódico El Universal habla como su apologista, como pregonero del pensamiento del señor… presidente; tal vez con el propósito de confundir a la cargada y “abrirles lo ojos”, para mostrar que tiene diestra y siniestra. Plan “B” pues.
Y vaya que el ex Secretario Particular creará confusión porque Ernesto Cordero no suelta a Enrique Peña Nieto desde que inició la precampaña. Una ofensiva desatada contra el candidato puntero, que muestra un perfil totalmente ajeno al ciudadano que ocupó la Secretaría de Hacienda; al hombre mesurado que tuvo su máximo alcance contestatario contra Manlio Fabio Beltrones al calificar de "sexi" la propuesta de bajar el IVA.
Comentamos en este espacio que tres de los cinco precandidatos aglutinados en un partido tendrían el propósito de atacar y defender a un solo partido. En teoría deberían funcionar como una fuerza monolítica, aun cuando el propósito de esta etapa de la campaña es definir al candidato del PAN.
Cordero piensa conectarle un buen golpe; un atajo que le ayudará a subir esos puntos que le urgen en las encuestas. Sería eliminar dos pájaros de un tiro: demostraría a la militancia panista que tiene madera para vencer al PRI, y que es superior a Josefina Vázquez Mota.
Pero el golpe debe llegar y el momento se le va a pesar de que algo pasa que el equipo de Enrique Peña; no pueden darle vuelta al error de la Feria del Libro de Guadalajara. Demasiado pequeño el resbalón para pagar tanto, aunque falta ver el impacto en las encuestas.
Posterior a la cargada de Secretarios, gobernadores y legisladores a favor de Cordero, no quedó duda alguna entre los funcionarios federales, pero ayer Roberto Gil Zuarth de nuevo juegó a favor de Josefina. La ubica en las preferencias presidenciales a la par del ex Secretario de Hacienda. Semanas antes planeó la traición de Carlos Orvañanos en preparación del registro de la precandidata en el auditorio Manuel Gómez Morín.
El ex Secretario Particular de Calderón sigue hablando como su secretario; de no ser descalificado, lo tomarán como el mensajero real en asuntos de las precandidaturas, y será un mal presagio para Ernesto.
En sus alabanzas, Gil Zuarth jura que no hay división de los corderistas; una mentira funcional para justificar la ambivalencia de Calderón, en espera de probar la imposibilidad de Cordero para seguir adelante.
La confusión que provocar Gil daña a Josefina; le resta esa condición de rebeldía que tanto gusta a la militancia y la exhibe como simuladora, como el plan “B”, de un elector que al final impondrá su voluntad.
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