Hugo Páez
Debemos dar gracias a Andrés Manuel López Obrador el querer convertir a México de Banana Republic a Loving Republic (República Amorosa).
No es broma, se lo dijo el ex candidato a la presidencia de la república a Carmen Aristegui ayer en su programa de radio de MVS.
Algo de Mesías debe quedar en López Obrador al pretender arreglar los problemas de nuestro país en 6 meses. -¡Seis meses..!, le preguntó mas de una vez la sorprendida Aristegui a su entrevistado, como no creyendo lo que oía. –Si; le respondió contundente.
Además lo de la República Amorosa es parte de una tesis del bien y el mal en la que, si todos somos buenos, vamos a ser muy felices; por lo tanto, como él propone amor y comprensión, ya no es un peligro para México, ni el violento que cambió la vida de los capitalinos durante meses con el plantón de Reforma. Un error que le costó el 30% del electorado, arrastró al PRD, y hasta la fecha lo ubica como el aspirante presidencial con mas opiniones negativas en las encuestas.
Marcelo Ebrard salió por la puerta grande y no dividió a los militantes de izquierda, sin embargo eliminó de tajo la opción de una izquierda moderada, tolerante, constructiva, alejada de los proyectos que hicieron de Cuba, Venezuela y Bolivia tragedias personales para los millones de habitantes que sufren una economía doméstica insoportable.
Aun cuando Andrés Manuel hace todo lo posible por desligarse de la imagen de Hugo Chávez, no se olvida a las células bolivarianas que lo apoyaron aquí en México en la campaña del 2006. Permitió proselitismos tan absurdos como la entrega de libros compactos de la Constitución de Venezuela en el Zócalo capitalino. No se entiende este intento de “evangelización” bolivariana si no se pretendiera aplicar un proyecto similar en nuestro país.
Ahora le estorba Chávez, el líder que imaginó el triunfo de López Obrador en el 2006 y lo llevó a incluir a México como parte del proyecto transnacional de los países del ALBA. Su locura a provocado mas de 170 cambios de titulares de Ministerios en su gabinete conformado por 31 ministros –Secretarios, diríamos aquí-, el doble de los que tiene Estados Unidos y mucho mas que el promedio de los países latinoamericanos.
Las simulación se volvió una necesidad. Habla de honestidad para sacar al país adelante, sin embargo habría que preguntarse ¿Qué tan honesto es vender la idea de resolver los grandes problemas del país en seis meses?
Bajo estos postulados Andrés Manuel no tiene otro camino que el de Paz y Amor. La imagen contraria a la campaña del Consejo Coordinador Empresarial que lo tachó de "Peligro para México", del cual se quejó amargamente, pero demostró con el plantón de Reforma que en cierta forma si lo podría ser. Bastó una orden del líder para montar cientos de carpas que permanecieron vacías la gran mayoría de los días, y al final terminó con otro delirio: la embestidura con la banda presidencial, versión AMLO, en el Zócalo; y la creación de un gabinete alterno que sufría pena ajena, pero no podía negarse a la comparsa.
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