Hugo Páez
Contra todos los esfuerzos, apoyos de Los Pinos y un importante sector de funcionarios del PAN que apuntalan la candidatura de Ernesto Cordero Arroyo, Josefina Vázquez Mota mantiene un crecimiento acelerado desde diciembre del 2010 hasta septiembre del 2011 que va desde 16 a 44 puntos entre los militantes de su partido.
Tal vez ese sea el motivo de los nervios del ex Secretario de Hacienda que lo llevó a tratar de golpear a Humberto Moreira tomando a Josefina como garrote, le pide a Moreira que no se haga ilusiones con Vázquez Mota. Pero tal vez quien no debería hacerse ilusiones con Cordero es Felipe Calderón.
El crecimiento de Josefina rebasó los puntos acumulados de Santiago Creel Miranda días después de dejar la coordinación parlamentaria de los diputados panistas, y no se diga de la parálisis del ex Secretario de Hacienda que no logra convencer a militantes ni a ciudadanos externos aún cuando las historias lo señalan como un hombre capaz, sensato y el hombre indicado para continuar el proyecto de Felipe Calderón Hinojosa.
Se entiende entre el panismo, acostumbrado a luchar contra corriente antes del 2000, la animadversión contra los “oficiales”, los candidatos que huelen a imposición desde el poder, sin embargo no se entiende que en la población abierta se repita el rechazo a Cordero reflejado en la última encuesta de Consulta Mitofsky donde avanza solamente dos puntos.
Aun cuando el sentir de los panistas es que el presidente Calderón tendrá la última palabra, difícilmente tomará una decisión contra la evidencia de los estudios de campo. Para su fortuna, no es Santiago Creel quien despega sobre su candidato, sin embargo, si posterga su decisión mas allá de noviembre, sin que Ernesto logre un ritmo adecuado para acercarse a Josefina a menos de 15 puntos antes de la elección interna, renunciará a estructurar una maquinaria electoral como lo echó a andar el martes Humberto Morira en el PRI.
La división de tres grandes grupos de aspirantes en el PAN no permite la acción tal como el líder del PRI hace con sus 18 gobernadores y ex gobernadores a quienes repartió el territorio nacional en siete grandes regiones.
Una estructura orientada al control electoral que iniciará operaciones a partir del próximo sábado en la reunión del Consejo Nacional del PRI donde abrirán la discusión del método de selección de candidato a la presidencia de la república, entre otras designaciones pendientes.
Ni Gustavo Madero ni Jesús Zambrano pueden alinear a sus tropas desde este momento como lo hace Moreira. Los partidos de izquierda se debaten en dos grande polos que, a pesar de iniciar definiciones a favor de Andrés Manuel López Obrador, deberán transitar un largo trecho que posiblemente llegue hasta finales del 2011.
Pero ni PAN ni PRD tienen un candidato tan definido como Enrique Peña Nieto que por el solo puntaje es un imán para las bases y los hombres mas influyentes del partido, por lo tanto de 18 gobernadores, cuando menos 16 son afines al ex gobernador del Estado de México, en esa atmósfera puede instalar el cuarto de guerra nacional y convocar a cuanto general le plazca para preparar el terreno antes que que sus opositores.
Con los nueve puntos que logra Manlio Fabio Beltrones en la encuesta de Roy Campos de septiembre no hay atracción frente a la fuerza de gravedad que ejercen los 87 puntos de Peña Nieto. Así de simple, ley de la física, por lo tanto, ese desequilibrio de fuerzas juega a favor de Moreira, y nadie pone resistencia, ni siquiera las denuncias del Pan y Hacienda por presuntas operaciones ilegales en la adquisición de la deuda de Coahuila han minado su liderazgo, no en la cultura priista con historias de grandes desfalcos, enriquecimientos, asesinatos y todo ese cúmulo que llegó al hartazgo de los ciudadanos que se la cobraron en el 2000, pero que ante la incompetencia de los gobiernos del PAN parece tener una nueva oportunidad de los electores. Cuando menos eso es lo que dicen las encuestas.
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