Hugo Páez
El equipo Marcelo Ebrard trabajó con suavidad. Metió a un tercero en discordia, Armando Ríos Peter, que evitó un triunfo del Jefe de Gobierno sobre Andrés Manuel López Obrador y consumar la blasfemia que serviría como pretexto para endurecer posiciones.
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El equipo Marcelo Ebrard trabajó con suavidad. Metió a un tercero en discordia, Armando Ríos Peter, que evitó un triunfo del Jefe de Gobierno sobre Andrés Manuel López Obrador y consumar la blasfemia que serviría como pretexto para endurecer posiciones.
La ilusión de los datos duros muestran una votación cerrada entre Jesús Zambrano y Dolores Padierna, y en un tercer lejano lugar, el candidato de Ebrard. La conclusión fácil es una derrota del Jefe de Gobierno, paro nadie cree en esta realidad dependiente del modelo, como dice Stephen Hawking en “El Gran Diseño”.
Hacer parecer al Peje como un ganador sobre Ebrard, con la Secretaría General del partido para Dolores Padierna, es alimento necesario para los enormes egos, aun cuando se sabe que la fidelidad de Dolores ha dado muchos dolores.
El fin de semana fue demostración de fuerzas, por un lado el Auditorio Nacional en espera de propuestas construidas en base a una ficción particular, y por otro una lucha real por la franquicia de la marca mas importante de la izquierda.
El nuevo Evangelio de 50 puntos de Andrés Manuel no requiere de un análisis profundo: generalidades adaptadas a una realidad presente, conceptos diseñados para no espantar, y demostrar que no es un peligro para México, una dinámica de ideas en sentido contrario a las manecillas de izquierda radical.
López Obrador preparó un escenario previendo una clara derrota en el Consejo Nacional del PRD. Se adelantó y construyó su propio triunfo en el Auditorio Nacional, lo elección interna quedaría superada ante esta “altura de miras y proyecto de nación”. En este delirio no hay conciencias ni voluntades a su altura, nada detendrá su marcha, sin embargo el lunes amaneció sin esa bandera para atacar una posible alianza PAN - PRD en la elección presidencial del 2012, Ebrard la desactivó como resultado de la Asamblea, como también logró diluir la amenaza de un gran rompimiento.
El rechazo a la coalición en el Estado de México fue la gran ausente, Dolores Padierna reclamó lo que tenía que reclamar, no mas, su posición fue completamente formal y su papel en el escenario una inclusión necesaria para maquillar la derrota de Andrés Manuel. Ahora viene es Estado de México con una presencia enorme de Marcelo, ya lo veremos.
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