Hugo Páez
Felipe Calderón dice que no meterá las manos en la designación del candidato panista a la presidencia de la república. No podría decir otra cosa.
Sin embargo en el PAN ya aparecieron los primeros síntomas de nerviosismo. Es un hecho que frenó al gabinete cuando ordenó que se pusieran a trabajar en lo suyo, y quien quiera hacer campaña, que deje el cargo, como lo hizo él en julio del 2004, aunque a estas alturas del sexenio, Calderón llevaba cerca de cinco meses de haber anunciado públicamente su destape.
¿A poco Calderón hubiera renunciado a la Secretaría de Energía si no lo hubiese regañado el entonces presidente Vicente Fox? Si como no. Siendo fiel a su mecha corta, como se autocalifica, se enojó con el ejecutivo después del apoyo público de Francisco Ramírez Acuña en Jalisco, a los días dejó el puesto.
Entonces no fue un acto de honestidad burocratica para separar las dos actividades, el regaño público de Fox le echó a los perros del gabinete y solo muy pocos como Josefina Vázquez Mota honraron su amistad, y con el tiempo salió para unirse al equipo de campaña, con una llegada muy conflictiva con los ya establecidos Juan Camilo Mouriño, Cesar Nava y Max Cortar; uno muerto en el avionazo y los otros dos fuera de las decisiones importantes del PAN.
La llegada de Gustavo Madero le acomoda en tiempo y forma a Josefina, no así a Santiago Creel Miranda, Madero fue el alfil que utilizó Mouriño para quitarle la coordinación de la bancada del PAN en el Senado aun siendo presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta, maniobra que fue tomada en el Congreso como una injerencia de Los Pinos y del entonces delfín del presidente, apostado en Gobernación.
Felipe espera que Ernesto Cordero despunte, que de la sorpresa y despegue lo suficiente para alcanzar el umbral de los posibles. Por el momento ni Alonso Lujambio, Javier Lozano y Cordero son promesas reales en las encuestas, al cierre del cuarto año del sexenio.
Tal vez Felipe Calderón no se resigna a ver de candidato a Santiago Creel, ve sin ánimo su ventaja. Tal vez no se olvida que fue su opositor en la elección del 2006, pero en los estudios de campo serios adelanta con mas de 20 puntos a Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota, esta última aparece intermitente, y a veces muy ausente, en las preferencias del presidente.
Como buen jugador Felipe no muestra las cartas, tal vez espera mejores condiciones en el país, pero la espera desespera a muchos que sienten que el tiempo electoral se viene encima y ven con desesperación a Enrique Peña Nieto montado en las gráficas con una ventaja estratosférica.
Se dan ánimos con la tesis de que Felipe Calderón tenía esa desventaja con Andrés Manuel López Obrador al inicio de su precampaña.
Los tiempos claves aparecen en el calendario del PAN. El fin de semana se renovó dirigencia nacional con un sorpresivo rompimiento entre dos grupos calderonistas. Visto desde el exterior puede resultar sin importancia, sin embargo, personajes cercanos a Los Pinos terminaron enfrentados, cultivando el peligro de rencores que cosechan grillas muy perniciosas personificadas en Patricia Flores Elizondo, Roberto Gil Zuarth y Germán Martínez Cázares.
Lo que parecía una contienda sin mayores efectos colaterales, afloró odios. ¿Quién garantiza que en esa atmósfera no se repetirán los encontronazos en la elección de la candidatura presidencial..?
Las campañas son un hecho. Cada paso de funcionarios públicos con grandes presupuestos como Marcelo Ebrard Casaubón y Enrique Peña Nieto van en ese sentido. Nada fuera de lo normal y de lo legalmente permitido. En las encuestas de GEA-ISA y Mitofsky vemos a los dos encabezando las preferencias en sus partidos, en el PAN, sin esa comodidad presupuestal y capacidad de movilidad, está Santiago Creel Miranda, pero... ¿qué pasaría si el senador panista tuviera esa capacidad de obra, proyectos, organización de foros, cumbres climáticas, y sobre todo, el espacio que le niega la televisión, aun cuando es concesión del estado..?
Por eso se antoja increíble que Santiago no tenga una Secretaría que le de plataforma y esa ventaja competitiva de Ebrard y Peña, también sería una forma de vencer la resistencia de las televisoras, intocables, a las que los tres poderes de la unión ven con terror en un pedestal.
El tiempo corre y el PAN vive la atmósfera en que se movió el PRI en tiempos de Ernesto Zedillo. No hay elementos para una analogía, sin embargo el desánimo es equivalente, la percepción de un nuevo cambio penetró en instituciones, sociedad civil, empresarios y allende las fronteras, tal como lo describen algunos cables publicados por WikiLeaks.
Todos dicen que hay tiempo, y la vez todos están nerviosos porque no saben que hacer con el.
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