Hugo Páez
María Elena Morera no cedió a las tentaciones de trabajar bajo el presupuesto del gobierno. El PAN le ofreció una primera diputación plurinominal y no la aceptó, aún cuando la fue de una candidatura ciudadana. Posteriormente recibió una buena oferta para trabajar en una dependencia de seguridad del gobierno federal. La respuesta se repitió: no.
En diversas pláticas y alegatos -porque debo advertirle a quien no la conozca, es bastante terca cuando se trata de defender alguna idea ó persona-, me dio la sensación de que incursionó, desde el secuestro de su marido Pedro Galindo, en esa gama de claroscuros que provoca el desencanto del sistema de justicia, autoridades y “expertos” en la materia. “Todos los políticos son iguales” me dice constantemente en tono negativo, “Tú eres política, aunque no te asumas”, le respondo. Se resistía en un principio, sin embargo ahora va a hacer política desde un espacio ciudadano.
Veo las espectaculares fotos de la marcha blanca, por algunos estimada en más de un millón de participantes en el sexenio de Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador como jefe de gobierno; recuerdo y me doy cuenta que María Elena no es la misma, como es de esperarse de alguien con gran capacidad de aprendizaje y supervivencia, en un ámbito brutalmente contaminado, politizado y rebozado de intereses.
Después de muchos meses de estudiar opciones para construirse una trinchera y seguir en la lucha pública a favor de los ciudadanos y la democracia, María Elena presenta hoy la asociación civil “Causa en Común”. Nada fácil en la mar de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), las más, con intereses escondidos, otras, simples parcelas de poder utilizadas como trampolín político. No es el caso de Morera, tuvo ofertas a la mano antes de embarcarse por el difícil camino de procurar sus propios recursos.
La ex presidenta de México Unido Contra la Delincuencia puso en la cima a la organización a partir del 2004, vivió la época más difícil de la furia ciudadana contra el secuestro y la desconfianza en la seguridad pública y el sistema de justicia penal. Por citar un ejemplo de su trabajo, en estos momentos estamos viviendo la puesta en marcha de uno de los cabos sueltos en los esquemas de seguridad de un país: la comercialización sin control de telefonía celular. Me consta, Morera dio la batalla contra las compañías que resistieron esta norma porque implica una reducción en sus generosas ganancias. Hoy amplía su campo de acción, la construcción ciudadana y la democracia son grandes temas de la sociedad en el siglo XXI. No se si Morera sabe en lo que se mete, lo que si sé es que va a dar lata por laaargo tiempo.
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