Hugo Páez
Marcelo Ebrard arriesga mucho, capital político importante para dar congruencia a sus proyectos legislativos en la Asamblea del Distrito Federal.
Parece estar seguro de haber tomado la decisión correcta en la aprobación del aborto y las bodas gays, no así en las adopciones de infantes de las que se habla de un albazo de grupos radicales del PRD y PT.
La posición del Jefe de Gobierno por convicción tiene el agregado del compromiso político con grupos civiles que no representan una ventaja numérica electoral, sin embargo, desde la óptica nacional parece un suicidio, en especial en el tema del aborto del que ni siquiera Andrés Manuel López Obrador se atrevió a dar apoyo público en la campaña presidencial. Es la razón por la cual el aborto, matrimonios del mismo sexo y adopciones, no fueron a un referéndum general en el que seguramente saldrían raspados.
Lo que constituyó una ventaja a escala regional seguramente le dará muchos dolores de cabeza a escala nacional, donde la opinión pública está cargada a no permitir la “interrupción del embarazo” -como descafeinadamente se pretende llamar al aborto-, además de que ninguna comisión de bioética seria, se atreve a determinar que un día antes de las 12 semanas, no se asesina a un ser humano, pero un día después, si.
Los abortos ocurren en medio de los peligros de la clandestinidad, una realidad en todos los estratos sociales, aún en los más conservadores que luchan delirantemente contra la izquierda y del Jefe de Gobierno. Es en gran medida una posición de masas hipócrita, que no lo acepta como política pública pero lo adopta como solución personal.
Si el aborto emerge como un obstáculo para las aspiraciones presidenciales de Marcelo, la adopción gay de infantes se está convirtiendo en una trampa mortal. El albazo legislativo que pretendió pasar inadvertido en épocas decembrinas fue recibido por la opinión pública como una aberración. No se trata de enarbolar estandartes progresistas internacionales porque en el tema petrolero, tanto PRD, PT y Convergencia, mantienen posiciones opuestas a otros países de izquierda como Brasil y la propia Cuba que permiten esquemas mucho más liberales que México.
La defensa pública que abrió el PRD y Ebrard por la decisión de los estados de no despenalizar el aborto se debilitó y pasó a segundo plano con el madruguete de las adopciones e inyectó oxígeno a los grupos autodenominados “Provida”.
Para cuantificar el tema en la arena electoral del 2012 basta echar un vistazo a los presidenciables que se han pronunciado abiertamente a favor del aborto, Ebrard está solo, no se diga en el tema de las adopciones gays que ni siquiera estaba en la agenda de los temas espinosos con los que mortificaríamos a los candidatos.
Aún cuando la sociedad le debemos solidaridad contra la injusticia a las minorías históricamente marginadas, el impacto numérico de esta legislación es extremadamente pequeño; es un punto que juega a favor de los grupos radicales antagónicos y habla de la congruencia del Jefe de Gobierno que se juega mucho, por el derecho de pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario