Hugo Páez
Lo peor que puede ocurrirle a Felipe Calderón es entregar la presidencia de la república a otro partido.
El error quedaría marcado en la historia, no solo por la derrota, sino por regresarla a su enemigo de siempre: el PRI. Hay pasos que dejan huella, el de Felipe Calderón fue moldeado desde la infancia en Acción Nacional, y debe serle imposible concebirse como el capítulo final de una serie que apenas inició su antecesor Vicente Fox.
Sería el comprobante de la tesis de sus contrarios. Tal vez este golpe de timón sea el más importante, habrá oportunidad de rectificar los cambios que inició ayer con Juan José Suárez Coppel en PEMEX, Alejandro Chávez Chávez en la Procuraduría General de la República y a Francisco Javier Mayorga en agricultura, sin embargo, el tiempo está encima y no permite más equivocaciones sin arriesgar el 2012.
Carece de toda seriedad la estrategia de echarle la culpa a la oposición, al PRI principalmente, por no aprobar los cambios necesarios para superar la crisis financiera. Es una estrategia infantil que puede ser fácilmente desarticulada.
Al parecer la guerra contra el crimen organizado no tendrá resultados prácticos, utilizables, antes de iniciar la campaña presidencial, en este tema, al PAN se le puede calificar como un partido fallido. De igual forma, si los ciudadanos no ven mejoría en sus mesas, en sus bolsillos y en sus trabajos, será reafirmado como partido fallido.
La clase política es víctimas de la percepción.
Las buenas voluntades y el esfuerzo inteligente crean hombres grandes, pero están esclavizados a una agenda, esa agenda ya se consumió la mitad del sexenio y dejó parado al PAN en medio de un paisaje devastador, con una Cámara de Diputados en contra y con la urgencia de medidas extremas para superar “la situación muy grave”, tal como la describió Calderón en su mensaje – informe - entrevistas.
Nadie va a regalarle medallas que le quiten la imagen fallida. Felipe Calderón debe estar tentado a tomar decisiones con el objetivo de asegurar la continuidad de su partido, dentro del umbral ético que lo motivo desde que pegaba propaganda en Michoacán de la mano de su padre ¿quién se lo puede reprochar? por el contrario, está bajo el escrutinio de las nuevas generaciones de su partido que esperan que haga lo que tenga que hacer para salir adelante.
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