Hugo Páez
Con el propósito de favorecer a parientes y amigo en el otorgamiento de plazas de jueces y magistrados, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Consejo de la Judicatura implementaron una estrategia bien organizada basada en la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
Las normas simulan transparencia en los concursos para designar a jueces y magistrados, sin embargo, un tipo de concurso, el de Oposición Externa, está diseñado para que obtengan plazas los recomendados, en detrimento de la sociedad que recibe servicios de los menos aptos.
Según el Acuerdo General 57/2008 y 83/2008 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal los concursos se dividen en dos grupos de acuerdo a la demanda: el llamado Concurso de Oposición Interna, que es para los de mayor experiencia en la carrera judicial, como actuarios, secretarios de juzgado, secretarios de Tribunales Unitarios, de Tribunales Colegiados, del Tribunal Electoral y de la suprema Corte de Justicia de la Nación. En este se requiere experiencia de 5 años en el cargo.
El segundo, llamado Concurso de Oposición Libre, requiere experiencia de 5 años y que los solicitantes no ocupen una categoría en la carrera judicial. Esto es, que no ejerzan cargo en la Judicatura Federal, por lo tanto, deja fuera a los de mayor experiencia.
Esta norma tiene una salvedad para permitir que los recomendados puedan trabajar en tareas administrativas de la Judicatura y defensoría de oficio. La excepción mañosa está considerada en la ley como “no reconocida como parte de la carrera judicial” para poder brincarla, sin embargo la realidad dice lo contrario.
Aquí es donde se cobijan parientes y amigos de los más influyentes del Consejo de la Judicatura y de la Suprema Corte de Justicia. Este es el truco que simula transparencia para dar los mejores trabajos a los privilegiados del poder judicial, como son los nuevos jueces y magistrados.
Tradicionalmente se han manejado 15 plazas en cada uno de los concursos, y estos pueden repetirse de acuerdo a la demanda de jueces. Por ejemplo, las reformas a la ley de Justicia Penal demandaron de mayores jueces y magistrados, y tan solo en este año se esperan que se decidan 40 magistrados a finales de septiembre, seleccionados por el método que beneficia a parientes y amigos de la cúpula del poder judicial.
A la vista está la inequidad de que el mismo número de posiciones son otorgadas para los más profesionales y los de más experiencia, mientras que el grupo de solicitantes menos calificados, pero con “padrinos” tienen el mismo derecho.
De acuerdo a la gran cantidad de profesionales que laboran en el poder judicial, los solicitantes del Concurso de Oposición Interna son aproximadamente el doble que los de Oposición Libre, por lo tanto, reducen cuando menos a la mitad su posibilidad de obtener una plaza. No solo eso, la misma inexperiencia baja considerablemente el rango de calificación necesaria para que los concursantes resulten ganadores de una plaza de juez ó magistrado.
Tan solo el año pasado, el 15 de octubre de 2008, se publicó la convocatoria al Noveno Concurso de Oposición Interno para la designación de Jueces de Distrito en Materia Mixta, con excepción de la Materia Penal en el que se concursaron 15 plazas y se inscribieron 765 participantes.
El 12 de Noviembre se realizó otro de Oposición Interno para la designación de Jueces de Distrito especializados en Materia Penal con 15 plazas y 470 participantes. El 12 de diciembre de 2008, se publicó el Cuarto Concurso de Oposición Libre para la designación de Jueces de Distrito en Materia Mixta con 15 plazas y solo 315 participantes.
El 08 de junio de 2009, se publicó el Quinto Concurso de Oposición Libre para la designación de Jueces de Distrito en Materia Mixta con 15 plazas que aún está en trámite en el que se inscribieron 300 personas.
En una institución donde la transparencia y la justicia deben ser ejemplo, pasa todo lo contrario. En los concursos libres para la designación de Magistrados participa cualquiera, mientras que en los internos son aceptados solo Jueces de Distrito. Por lo tanto, puede suceder que un Secretario de Colegiado, y en particular, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación -que no son juez- con cinco años en el cargo pueda llegar a Magistrado.En cualquier parte la injusticia es causa de molestia y descontento, y si hablamos de una institución que por naturaleza debe ser ejemplo de justicia y transparencia, la situación puede causar reacciones sin control. Como una clara práctica de corruptelas, en el poder judicial se habla de una nomenclatura que beneficia sin pudor a parientes y amigos. La cúpula del Consejo de la Judicatura se apropia de las plazas de jueces, y la de la Suprema Corte, las de Magistrados, bajo un esquema adaptado para transgredir lo justo, lo equitativo y lo transparente, llamado Concursos de Oposición Libre.
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