Hugo Páez
Hay factores decisivos de influencia el día de la elección presidencial: 1) La revancha social que encarna Andrés Manuel López Obrador, 2) El antipriismo nutrido durante lustros de indignación por corrupción y una amplia gama de abusos, 3) El miedo al radicalismo de López Obrador y 4) El elitismo y conservadurismo del PAN.
Hasta el momento, el PRI NO puede revertir el punto 2 con la imagen presuntamente apartidista de José Meade Kuribreña. Ricardo Anaya Cortés tampoco puede erradicar en el elector de clase media baja, y baja, la idea de necesitar una membresía para ingresar a su club (punto 4). y López Obrador no termina de erradicar por completo el perturbador miedo que provoca en la clase media y alta, el potencial radicalismo estilo Venezuela, con sus éxodos masivos a Colombia, y el latente peligro de políticas populistas que hundan al país en una espiral económica (3).
La contienda entre los tres candidatos aliancistas tiene el objetivo de compartir los negativos de cada uno con el otro, empatar pués, por medio del convencimiento, o tratando de igualar los negativos entre contrincantes.
Así vemos las acusaciones del equipo Meade, Enrique Ochoa y Javier Lozano, contra Anaya Cortés, y contra personajes que gravitan al precandidato de Morena, para medio acercar el nivel de corrupción a la gran lápida que lleva a cuestas el precandidato del PRI.
Pero en el fondo prevalecen dos grandes polos: Los entusiastas con la victoria de Andrés Manuel, por cualquier causa: cambio, indignación o revancha social; y en el otro polo, los aterrados por ver al morenista en la Silla Presidencial, y el riesgo de no soltarla por la misma ruta aplicada por Nicolás Maduro, Evo Morales y los hermanos Castro en Cuba.
Para algunos, las promesas de López Obrador son un vil engaño con el claro objetivo de la toma del poder; para otros, un cambio sincero, aún con la ingenuidad de la promesa.
Pero el gran dilema es entre Ricardo Anaya y Pepe Meade, ¿cuál será el más competitivo en la última milla de la campaña electoral contra Andrés Manuel..?
Hasta el momento, el candidato del PRI NO sube del tercer lugar en las encuestas serias, y se ve patética la pantomima de sus apologistas al presentar encuestas patito, como las de SDP-Televisa y otros sondeos manufactura de columnistas en Twitter, Facebook y portales, con el propósito de crear la falsa tesis del segundo lugar. En la realidad sólo abonan al vaudeville y a la burla por el desesperado braceo para alcanzar el salvavidas que se aleja cada vez más.
En esta atmósfera de indefiniciones, el largo tramo por recorrer, y la falta de de creatividad, aparece la sensación de que al final del día los aliancistas encabezados por el PRI, y en la otra trinchera los del PAN, tendrán que pactar una gran alianza contra López Obrador.
Si se llegara a consolidar con malechuras, van a fortalecer más al candidato de Morena, esto es: los malos contra el bueno; pero si el tercer lugar, en esa última milla antes del 1 de julio, cede al voto útil, puede dar resultado.
¿El objetivo es NO dejar ganar al tabasqueño..? Para una buena parte de la población, SI.
Sobre todo para ese sector que ve en cada tropiezo del líder de Morena a Mr. Hyde, detrás del Dr. Jekyll, protagonizado por el ‘nuevo Andrés Manuel’, que “Ya NO es un peligro para México” -según Antonio Solá- capaz de recibir de nuevo a los filisteos que en el 2006 y en el 2012 expulsó del templo.
Para los pragmáticos, será la fuerza del Estado alrededor de Meade, y la fuerza electoral alrededor de Anaya, quienes definan la estrategia para reeditar la Conferencia de Yalta entre Churchill, Roosevelt y Stalin, e impedir el avance de quién, para ellos, sigue siendo “un peligro para México”.
¿Anaya y Meade se pondrán de acuerdo en la última milla..? Usted que cree.
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