- La cargada panista reta al Consejo del PRD. La corrupción es centro de la indignación nacional que inclinará las urnas. Entre Barrales, Ahued o Chertorivski, ¿a quién señalan insistentemente por corrupción y por ostentar bienes inexplicables?
Hugo Páez
Las escenas son inéditas.
Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador deben estar saboreando la Jefatura de Gobierno adelantada, ante la posibilidad de un triunfo de Alejandra Barrales Magdaleno en la elección interna del PRD CDMX.
Las banderas ondeantes de Acción Nacional en un recinto atestado de azules y blancos emblemáticos, la precandidata de la izquierda, por momentos parecía perder brújula al gritar a todo pulmón “Vivas” para Acción Nacional, “Vivas” para sus mujeres del PAN, “Vivas” para sus hombres del PAN, en una demarcación que perdió en el 2006 contra el panista Germán de la Garza.
Por eso extraña la mezcla cromática en plaza pública del amarillo y el azul, ya que Alejandra es la más partidista de los apostadores a Jefe de Gobierno de la coalición Por México al Frente, que dejó en manos del PRD la candidatura en la capital de la república.
Sin embargo, coalición no significa mezcla. Significa la mejor adaptación de los valores ideológicos de los partidos integrantes. Por eso los coaligados dejaron la CDMX al PRD, el partido más competitivo en estas latitudes de los tres, y al PAN la candidatura presidencial, de igual forma el partido con más puntaje de los coaligados a nivel nacional. Al final del día, los adversarios que apostaban a un rompimiento del Frente, por la fuerza de Miguel Mancera y su aspiración presidencial, no contaron con la altura y disposición del Jefe de Gobierno para ceder la posición a Acción Nacional.
Imagine usted una mezcla de pro abortistas y anti abortistas, no queda nada, sin embargo, no veo a cualquiera de los candidatos a Jefe de Gobierno promoviendo derogar la legalización del aborto en la CDMX. De igual forma, no veo a López Obrador, José Meade o Ricardo Anaya, promoviendo el aborto a nivel nacional, no en estos momentos.
Historias muy diferentes las de los perfiles ciudadanos de Armando Ahued Ortega y de Salomón Chertorivski Woldenberg, ex Secretarios de Salud y Desarrollo Económico de Miguel Mancera Espinosa, en una zona de guerra electoral donde este tipo de perfiles hacen la ventaja competitiva, ante el mesianismo de Morena.
Estas nuevas reglas del juego rompió Barrales el jueves, de la mano de Christian Von Roehrich, el anfitrión delegado de Benito Juárez, señalado por organizaciones vecinales, sociales y empresas del ramo, de propiciar a conciencia la corrupción inmobiliaria, y un boom de construcción que arriesga gravemente la seguridad de la demarcación, y el abasto de los servicios.
En la percepción ciudadana, la corrupción es el centro de la indignación nacional, del reclamo que inclinará las urnas a uno u otro lado. Bajo estos términos, habrá que preguntarse quien de los tres precandidatos del PRD: Barrales, Ahued o Chertorivski, es señalado insistentemente por corrupción y por ostentar bienes inexplicables.
Por eso extraña el entusiasmo de Barrales por mezclar con Acción Nacional una fórmula contraproducente para la clientela electoral de la capital, históricamente de izquierda, que levantará grandes sospechas en beneficio de la candidata de Morena Claudia Sheinbaum Pardo, si es que Barrales logra derrotar al doctor Ahued y a Chertorivski, mediante una triada de encuestas que servirán de guía al Consejo del PRD, que además NO son vinculantes, aún cuando el presidente del partido en la CDMX, Raúl Flores hable de una toma de decisiones en el Consejo, acorde con los resultados de las encuestas que coordina Consulta Mitofsky de Roy Campos.
En honor a la coalición, los precandidatos representan a los tres partidos, pero se antoja contra natura de la vocación electoral de la CDMX que uno de ellos se entregue en plaza pública a la derecha, de la mano del presidente albiazul Mauricio Tabe Echartea, del coordinador parlamentario en la Asamblea Jorge Romero Herrera, de Mariana Gómez del Campo y el aspirante a tomar la estafeta de Von Roehrich, Santiago Taboada Cortina.
Bien por los panistas que están logrando un repunte de fuerza y presencia en la CDMX, después de protagonizar las peores de sus elecciones en el 2012 y 2015.
¿Pero, se puede decir lo mismo de Barrales Magdaleno..?
Ni dudar que Sheinbaum esté de plácemes, en espera de señalar en campaña que el amarillo de la izquierda perredista es solamente un camuflaje donde subyace el azul de la derecha.
Y eso es un contrasentido en la ciudad más liberal y acertiva del país, epicentro de las causas políticas de las 32 entidades, donde convergen las más disímbolas ideologías. La fuerza electoral de Sheinbaum se llama Andrés Manuel López Obrador, el ex militante del PRD que logró desmantelar al partido siendo Barrales presidenta, para formar un apéndice que creció más que el cuerpo nodriza.
De alguna manera los desaciertos de Alejandra facilitaron la creación de Morena. Su bancada en el Senado protagonizó un desastre histórico que observó desde el pedestal del Sol Azteca, y la obligó a regresar a la Cámara Alta, como una maniobra desesperada para conservar algunas curules, ante la migración imparable a Morena, abanderada por su ex coordinador Miguel Barbosa Huerta.
En estos momentos se aplican las encuestas que serán un referencial para la toma de decisiones en el Consejo del PRD, sin embargo, el mejor perfil es el que sea más incómodo para Claudia Sheinbaum y López Obrador, el que signifique una altura moral y aceptación en el universo del elector capitalino, el perfil más alejado de la corrupción, y de probado trabajo con la gente. Lo demás son simples intereses políticos de grupo, que al final del día llevan al fracaso.
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