Hugo Páez
La ligereza con la que Enrique Ochoa Reza refrenda el atraco electoral en Coahuila, a favor del candidato del PRI Miguel Riquelme Solís, es el presagio del escenario probable en el 2018, pero a nivel nacional.
El grupo de élite Fuerza Coahuila, a la orden del gobernador Rubén Moreira Valdez, resguardó los paquetes electorales, con las grandes sospechas que eso implica al ser desplazada la Secretaría de la Defensa Nacional de Salvador Cienfuegos Zepeda, como garante histórico de los comicios.
Habría que explicar quién cambió el orden de los factores, si la Sedena fue ignorada, o se prestó a maniobras dudosas, y si fue enterado el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Habría que explicar quién cambió el orden de los factores, si la Sedena fue ignorada, o se prestó a maniobras dudosas, y si fue enterado el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Peor aún, la maniobra central del atraco fue orquestada por el Instituto Electoral de Coahuila, a cargo de Gabriela de León Farías, quien interrumpió el PREP con un faltante del 28% de actas computadas, cuando usualmente el promedio ronda el 97%, después de que el conteo rápido dio el triunfo al panista Guillermo Anaya Llamas.
No hay viejos tiempos superados, no hay autoridad federal sobre la impunidad de los gobernadores, como lo han demostrado los procesos y detenciones de Javier Duarte de Ochoa, Tomás Yarrington Ruvalcaba, Roberto Borge Angulo, Guillermo Padrés Elías, César Duarte Jáquez, Rodrigo Medina, Eugenio Hernández, y largo etcétera.
No hay Fiscal Anticorrupción, y los avances en la materia tienen más visos de dilación y simulación, que disposición.
Ante a la protesta en las calles del ‘Frente por la Dignidad de Coahuila’, abanderado por el PAN, PRD y Morena, el PRI de Riquelme, Moreira y Ochoa Reza, malentendieron que debían medir fuerzas, en espera de que el resultado diera la razón a la sinrazón del atraco, esto es, el Estado de Derecho violentado por el partido del Ejecutivo Federal.
Flaco favor le harían a los ciudadanos la claudicación de Ricardo Anaya Cortés y Guillermo Anaya, en la lucha por el derecho al sufragio.
Flaco favor le hará el Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova Vianello si deja pasar la atrocidad, cobijado en el rigorismo de la atribución local del Instituto Electoral de Coahuila, el principal sospechoso de delincuencia electoral.
El PAN va por la nulidad electoral, no debería ser, sin embargo, el sicariato electoral de Fuerza Coahuila, bajo las órdenes de Moreira, es parte de la escena del crimen, e investigador de la misma, lo mismo que el IEC.
Así el México que se creía superado, al menos en la parte electoral, porque en la conquista territorial del crimen organizado, y el repunte histórico de muertes dolosas, la república es territorio acordonado con cinta amarilla, como escena del crimen.
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