Hugo Páez
Dos oportunidades tiene el PRI y el gobierno federal para demostrar la NO tolerancia a la impunidad.
Las escoltas proporcionadas a Tomás Yarrington Ruvalcaba por Egidio Torre Cantú es clara complicidad con ex gobernador prófugo y obstrucción de la justicia, pero además es la ocasión para demostrar que el Estado de Derecho no es simple simulación, y se aplica sin distingos partidistas.
Investigar a Egidio y al gobernador de Nayarit Roberto Sandoval, protector del ex Fiscal Edgar Veytia detenido en EUA, es obligación de la PGR de Raúl Cervantes Andrade.
Los reportes del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca sobre el ex gobernador de Tamaulipas son datos precisos sobre los guardias proporcionados a Yarrington y a Eugenio Hernández, en conocimiento de la investigación en Estados Unidos y por el gobierno mexicano, además de una orden de aprehensión por nexos y operación de narcotráfico para el Cártel del Golfo.
Una vez aclarada la participación del ICE norteamericano con la policía italiana, la apresurada autoridad mexicana quedó exhibida, igual que el ridículo comunicado del PRI de Enrique Ochoa Reza del 9 de abril donde “reconoce y respalda el trabajo de la PGR en colaboración con las autoridades internacionales, quienes lograron este domingo la localización y detención de Tomás Yarrington” (carta http://ow.ly/ngr430aPOXN).
Pero ahí están los tamaulipecos Egidio y Eugenio a la mano, como estuvo Javier Duarte con la montaña de evidencias en su contra hasta la infamia del helicóptero facilitado por el interino Flavino Ríos Alvarado para permitir el escape.
Igual que el gobernador Roberto Sandoval Castañeda, que no levanta suficiente sospecha en la PGR de Cervantes Andrade para abrirle proceso por proteger durante cinco años a Edgar Villaseñor Veytia, el último tramo como Fiscal General del Estado, ahora detenido en Estados Unidos por acusaciones del Gran Jurado de Brooklyn por narcotráfico a gran escala de heroína, cocaína, metanfetaminas y mariguana.
Así la tolerancia en la cultura política en el poder, incapaz de sanearse, a diferencia de Perú de Pedro Pablo Kuczynski, donde 14 de los 25 gobernadores regionales están en proceso o condenados por corrupción, tan solo en la región de Áncash los últimos tres han sido detenidos y encarcelados, el más reciente Enrique Vargas Barrenechea, y el sábado pasado Félix Moreno, gobernador de Callao, recibió una sentencia preventiva de 18 meses, acusado de recibir sobornos de la petrolera brasileña Odebrecht.
Veo el video promocional de Yarrington en el 2005 como parte de la precampaña del PRI a la presidencia de la república, al final de la jornada Roberto Madrazo resultó el candidato. No hubo sorpresas antes, no las hay hoy en día, las historias de Yarrington se tejieron desde su gubernatura y en el 2005, el riesgo de convertirnos en un narcoestado estuvo en las manos de su partido que negó esas claras evidencias.
Leo las declaraciones de su sucesor Eugenio Hernández, son defensa y abierto apoyo a quien lo dejó en la casa de gobierno.
Bajo esta óptica, es comprensible el crecimiento de la ola antisistema, a medida que los Yarrington son aprehendidos por otros gobiernos, sin la participación del mexicano, que los Duarte siguen libres a pesar de las atrocidades, y que a Sandoval Castañeda, empleador y protector del narco Veytia, no lo toca ni una averiguación previa, a pesar de presumir en su campaña el origen humilde como tablajero que mutó en propietario de ranchos, terrenos, casas y caballos pura sangre, según una investigación del periódico El Financiero.
Pero ahí están Egidio Torre y Roberto Sandoval a la mano, ahí está la prueba de lo que NO se quiere hacer.
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