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jueves, 9 de febrero de 2017

Vienen por la soberanía, Trump y Kelly

Hugo Páez
       
Por muchas razones México no tendrá un Plan Colombia, podía ser peor por nuestra situación geográfica y la hostilidad con que fue recibido Luis Videgaray Caso en su segundo viaje a Washington.
Por segunda vez, el anfitrión Donald Trump saboteó al invitado, ahora con la sentencia: “El Muro se está diseñando en estos momentos, no es broma”, en reciprocidad, John Kelly, Secretario de Seguridad Interior llegará hoy a la CDMX, con un proyecto bajo el brazo de ayuda militar en sitio, en el ánimo del Plan Colombia con resultados concretos para EEUU en el combate al crimen organizado en México… pero no se habla del control de la demanda, de reducir drásticamente las adicciones, y en consecuencia el consumo de la población norteamericana, esclavizada por la heroína, metanfetaminas (crack), cocaína y mariguana.
Vienen tiempos muy duros, con discursos que un instante serán dulzura y al momento cambiarán a veneno. Tenemos escasas tres semanas de autocracia y ya probamos la locura abominable que nos mete en tensión por nuestra condición de frontera a lo largo de 3,200 kilómetros con Estados Unidos.
Se ve la intención en el cuadro ofensivo de Trump con Kelly, James Mattis, Secretario de la Defensa, Stephen Bannon, asesor de seguridad, el Goebbels de Donald, Joseph Dunford, Jefe del Estado Mayor Conjunto y Rex Tillerson, Secretario de Estado, indudablemente eso dispara el riesgo de una presencia militar dominante, una vez que se les permita poner el primer pie será imposible de revertir.
Por esa sola razón, la entrega de la soberanía de Colombia con siete bases y asentamientos militares apuntando a Venezuela, se quedará corta en comparación con nuestra realidad, hasta el momento teórica.
¿Qué debemos hacer..? meditar bien las piezas a mover, preparar los ases bajo la manga, NO precipitar respuestas que hasta el momento han servido para provocar al provocador, y tener mucha pacienciencia. Las marchas sirven para los protagonismos y la catarsis de los que necesitan regresar tranquilos a sus casa sin arriesgar nada. Olvidémonos de eso.
A la tensión permanente que vivimos con Trump habrá que sumar la cuasi devoción histórica de las Fuerzas Armadas de México al poderío militar de los Estados Unidos.
Comenté en este espacio el martes de los mensajes en la prensa del general Secretario Salvador Cienfuegos Zepeda para ‘ilustrar’ la amistad de años con James Mattis, pues el miércoles se dio una llamada de cortesía junto con el titular de la Marina, Vidal Soberón Sanz, un protocolo de cooperación que en la atmósfera viciada por el presidente de EEUU puede tener cualquier interpretación posible.
Reitero y NO lo duden, una vez que se permita poner un pie a equipo y personal militar norteamericano, en cualquiera de sus niveles, aún con el pretexto de capacitación o estrategia, fuera de los acuerdos diplomáticos actuales, no habrá marcha atrás.
NO se trata de unidad nacional, ni de porristas en las calles. La Secretaría de Marina no debería perder el tiempo al prefabricar propaganda patriotera como lo muestra el oficio 751, enviado por el comandante de la Primera Región Naval Fernando Castañón Zamacona  (http://ow.ly/TDjf308MqIi) donde ordena, por instrucciones del área de Comunicación Social del Almirante Vidal Soberón Sanz, que todo el personal de la institución deberá utilizar la bandera de México en las “redes personales” de Facebook, Twitter, Whatsapp e Instagram, además del hashtag #TodosSomosMexico. Si esa es parte de la estrategia de defensa, los gringos deben estar muertos, pero de risa.
Toto este boudeville que incluye mentarle la madre a Trump, marchar para que vea que somos muchos los indignados, poner banderitas en los perfiles, nos olvida de nuestros grandes pendientes, y de lo poco que hacemos para ser autosuficientes, amén del aumento de la corrupción, lugar 123 de los 176 países rankeados, y el hecho que en los últimos dos años, los plantíos de amapola, planta que da origen a la heroína y otros opiáceos, aumentaron en un 70% en el Triángulo Dorado conformado en la intersección de Sinaloa, Durango y Chihuahua, y, por supuesto, de que NO somos capaces de exigir al gobierno federal los proyectos para refinar al menos el 100% de la gasolina que consumimos, siendo un país petrolero.
¿En qué momento caímos en esta situación..? NO solo se trata de Donald Trump, Canadá también es una de sus enormes fronteras y ni de lejos vive nuestra pesadilla.
   
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