Hugo Páez
El general Salvador Cienfuegos no pudo convencer al presidente Enrique Peña Nieto de enviar como iniciativa preferente al Congreso de la Unión, las modificaciones a las leyes necesarias para dar certeza jurídica a la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado mediante el diseño de una Ley de Seguridad Interior.
Tal vez el General Secretario no lo intentó directamente, pero el hecho de NO salir a motu propio del Ejecutivo, habla de motivos insuficientes, o efectos de mayor riesgo, sin embargo, el calderonismo a través de Roberto Gil Zuarth envió meses atrás la iniciativa de Ley para Regular la Participación de las Fuerzas Armadas en Seguridad Interior en el Senado.
Se trata de mostrar que la estrategia de Felipe Calderón Hinojosa iniciada 10 años atrás no fue un desacierto, por lo tanto, la posible acusación por las 121 mil muertes dolosas en el sexenio pasado -según datos de la bancada del PRI en el Senado proporcionados por la PGR y presentados el 11 de marzo del 2014- alcanzarán la normalidad jurídica.
No hay otra forma de interpretar la falta de empuje desde Los Pinos, desde esa Consejería Jurídica de Humberto Castillejos Cervantes, que a la menor provocación redacta textos en dirección al Legislativo. Ejemplos sobran: las reformas estructurales, la congelada iniciativa de los matrimonios igualitarios y la legalización de la mariguana para usos medicinales.
Tal vez el presidente no se arriesgó a dar un paso histórico que pudiera derivar en la militarización del Estado Mexicano, o cambiar la naturaleza de la función primordial del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina, ya que, en palabras de Cienfuegos: “Pretender regular a las Fuerzas Armadas en actividades de seguridad pública desnaturaliza su función primordial, que es defender la integridad, independencia y soberanía de la nación”.
El general nos debe un recuento de datos duros, por ejemplo, el número de elementos castrenses activos en operaciones contra el crimen organizado, en tiempo y ubicación.
¿Cual el es porcentaje de militares dedicados a esta tarea..? no lo sabemos, pero la presencia se ha reducido drásticamente en los últimos dos años, es decir, la constancia se ha mantenido en Guerrero pero no se renovaron acuerdos en otros estados en conflicto, como en Tamaulipas y Nuevo León, en Sinaloa hubo un despliegue temporal debido a la masacre de 6 militares en Badiraguato. Nada más.
Otra de las preguntas es el número de detenciones relevantes en los últimos dos años, ya que los comunicados de prensa de Sedena no muestran ni una (comunicados 2016 http://ow.ly/ZLqR3071ri7 y 2015 http://ow.ly/JnD23071ryY).
Somos un país pobre, potencialmente rico, pero hasta el momento pobre, con un presupuesto muy restringido. Según datos del IFAI, a finales de diciembre del 2013, la Secretaría de la Defensa Nacional reportó 212 mil 208 efectivos, un crecimiento de más del doble comparado con 1976 que registró un total de 96 mil 659 efectivos. En el año 2000 habían aumentado a 182 mil 329 elementos castrenses.
Destinar tal cantidad de militares para, según palabras de Salvador Cienfuegos: “Defender la integridad, independencia y soberanía de la nación”, cuando la Policía Federal, incluyendo a la Gendarmería, no rebasa los 80 mil elementos, a pesar de que esta última división se proyectó para alcanzar los 40 mil o 50 mil elementos al finalizar el sexenio, y en junio del 2016 se bajó la expectativa a 10 mil en total, por motivos presupuestales, es un dato que ayuda a explicar la insuficiencia de la PF en el combate al crimen organizado, sumado a la penetrada corrupción y malos sueldos de las policías locales.
Habría que calcular el peligro real de que ‘algún extraño enemigo’ amenace la soberanía de la nación ¿Guatemala? ¿Venezuela? ¿Honduras? ¿alguna república islámica? ¿Donald Trump?
¿En serio vamos a caer en esa discusión bizantina..? porque mantener a más de 200 mil elementos para “defender la soberanía” cuando no está amenazada, es argumento suficiente para repensar el presupuesto destinado a las Fuerzas Armadas, comparado con la precaridad con la que mantenemos a las policías municipales, estatales, ministeriales y federales.
También es el momento de pensar en dar el paso hacia las democracias liberales, donde los ministerios de la defensa, en nuestro caso la Secretaría de la Defensa Nacional, la encabeza un civil, NO un militar.
Ahora el Congreso se enganchó en el tema por la amenaza de Cienfuegos de regresar a los cuarteles. Las bancadas del senado de Emilio Gamboa (PRI), Fernando Herrera (PAN), Miguel Barbosa (PRD); de diputados de César Camacho (PRI), Marko Cortés (PAN), Francisco Martínez Neri (PRD) y Rocío Nahle (Morena) verán qué hacen con las iniciativas de Gil Zuarth y César Camacho Quiroz.
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