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jueves, 1 de septiembre de 2016

Fuga de capitales, devaluación y deportación masiva, si gana Trump

Hugo Páez

Fuga importante de capitales, devaluación significativa del peso frente al dólar, y deportación masiva de inmigrantes; estos tres probables sucesos si gana Donald Trump la presidencia de Estados Unidos, motivaron la invitación de Enrique Peña Nieto a México. Lo de Hillary Clinton es parte de la cortesía a los candidatos pares.
Bajo ese análisis se dio el autoconvencimiento en Los Pinos. El costo político es lo de menos, ni el esperado desgarradero de vestiduras de los partidos de oposición y por la animadversión masiva al candidato que lapida a México cada vez que se lo dicta la estrategia electoral.
El botepronto de la respuesta del candidato republicano auguraba el lucro político del viaje: Donald Trump vino a ganar y así fue, llegó con una versión para México en la bolsa izquierda y otra en la derecha que servirá para los discursos de los últimos dos meses antes de la elección.
Pero el tema se presta para madrear a Peña Nieto, satirizarlo y ligar el evento a la cadena de decisiones cuestionables como la permanencia de Alfredo Castillo Cervantes en la Conade, por citar la menos letal.
¿Puede ganar Trump la presidencia..? Por supuesto, y los riesgos para México son mayores que para cualquier otro país. La posición fronteriza es el cielo y el infierno, unas veces la válvula de escape en crisis económicas que truenan al empleo, para otros es el mayor mercado mundial de todo tipo de productos, y el mayor consumo de drogas del mundo, muchas de manufactura propia y otras como centro de distribución del resto de América bajo el río Suchiate.
En ese lado del infierno también está el imparable tráfico de armas que nos hundió en una brutal lucha contra el crimen organizado los últimos 14 años hasta alcanzar niveles de apocalipsis, inmune a cualquier método de combate. Lo vivió Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, Guillermo Galván Galván, Francisco Saynez Mendoza, y ahora lo sufre sin control Enrique Peña Nieto, Miguel Osorio Chong, Salvador Cienfuegos Zepeda y Vidal Soberón Sánz.
Lo insultante de la visita es el oportunismo que enciende reflectores para mostrar su “indignación” de quien, desde su posición de trabajo político permanente a base de saltos chapulinezco de posición en posición, escenifican desde su comodidad, muy alejada del drama inmigrante, un drama tuitero por la visita del dictador, del ingnómino, del fascista anti inmigrante.
Igual de insultante es la reacción tardía del gabinete de Peña Nieto, donde NO vimos a su primer secretario de Relaciones Exteriores, José Meade Kuribreña, procesar dentro de sus atribuciones el peligro inminente de los múltiples Trupms que gesta el Partido Republicano, tampoco al entonces embajador Eduardo Medina Mora, o a Claudia Ruiz Massieu que se dio por aludida demasiado tarde.
Y desde la trinchera del Senado, donde suponemos el corazón de la política exterior del Estado Mexicano que avala embajadores y cónsules importantes, la migración es un tema de verdadera güeva, un asunto de: “a ver a quien se la endilgamos”, de tal forma que la Comisión de Asuntos Migratorios, bajo la indolencia de las bancadas de Emilio Gamboa Patrón (PRI), Fernando Herrera Ávila (PAN) y Miguel Barbosa Huerta (PRD), llegó primero a las manos de la velocista Ana Gabriela Guevara y posteriormente pasó a las de Layda Sansores San Román.
Estoy de acuerdo, Donald Trump merece que le mienten la madre, pero no nada más a él.
   
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